Este evangelio fue escrito por el discípulo de quien fue dicho que "Jesús lo amaba".
Juan fue el amigo íntimo más cercano de nuestro Señor durante los días de Su ministerio; ello implica que es un evangelio muy importante.
Introducción a las devociones de julio
El pasaje conocido como el discurso en el aposento alto en el evangelio de Juan, capítulos 13 al 17, presenta los pensamientos íntimos de Jesús justo antes de Su crucifixión. Algunos han llamado a éste el "Lugar santísimo” de las Escrituras. Es decir, si piensa usted en las Escrituras como un templo, éste es el santuario, donde se encuentra usted ante la presencia misma de Dios. Por medio de las palabras de Jesús a Sus discípulos, se nos permite entrar en Su pensamiento y en Sus emociones justo antes de Su crucifixión. Pocas horas después del tiempo que pasó en el aposento alto, el Señor estuvo colgado de una cruz. Menos de veinticuatro horas después, estaba muerto y había sido enterrado. Por lo tanto, éstas constituyen las últimas palabras de Jesús antes de Su muerte.
Debido a que todo el poder en los cielos y en la tierra había sido depositado en manos de Jesús, Él estaba, en cierto sentido, dirigiendo Su propia muerte; estaba encargado de los acontecimientos. En lugar de ser una víctima impotente de las circunstancias sobre las que no tenía control, Él mismo fue quien determinó lo que habría de suceder. ¡Nosotros podemos ver Su autoridad en el huerto cuando los soldados vinieron a arrestar a Jesús y Él les habló a ellos con tal poder que cayeron hacia atrás en tierra! ¿Quién tuvo el control aquí? Fue Él quien lo tuvo durante el curso de todos estos asombrosos acontecimientos.
En este profundamente penetrante pasaje, nuestro Señor está descubriendo lo profundo de Su corazón ante Sus discípulos, intentando impartirles el secreto de Su vida, el secreto que es la explicación de esas asombrosas palabras que pronunció Él y esas asombrosas obras que realizó. Ese secreto tiene que ver con Su relación con Su Padre, y esa relación es lo que enfatiza Jesús al hablar con estos discípulos.
En este pasaje, Jesús explica algunos formidables conceptos, para que tanto ellos como nosotros los pudiésemos entender. Él les dice que va a enviar a un reemplazo de Sí mismo, el Espíritu Santo. Otro Consolador, otro Fortalecedor viene de camino, y cuando venga no estará sencillamente con ellos, sino en el interior de ellos. La fortaleza de estos hombres no procedería del exterior, como cuando Jesús fue su Consolador, sino que procedería del interior.
De esta manera establece la prominente característica del día del Espíritu, en el que vivimos. Les dice que la obra principal del Espíritu será tomar la vida de Jesús y entregarla a estos creyentes. Ésta es la gran y maravillosa verdad que las Escrituras ponen ante nosotros. Cuando vino el Espíritu para liberar la vida de Jesús en Sus discípulos, ellos pudieron vivir por medio de Él, de la misma manera que Él había vivido por medio del Padre. Éste es el fantástico secreto que hace posible el cumplimiento de las grandes exigencias de la vida cristiana. El cristiano vive conforme al mismo principio que lo hizo Jesús. Al vivir Él por medio del Padre, dependiendo y depositando Su confianza en Él momento tras momento, también nosotros debemos vivir por medio del Hijo, dependiendo y confiando en Él.
Al examinar detenidamente este pasaje, empezaremos a ver más claramente en el interior del corazón de nuestro Señor, en Su comprensión absoluta de nuestras necesidades; veremos Sus preparativos y provisión para nosotros, y entenderemos más claramente cómo debemos llevar un fruto que permanezca.