Nehemías: Los principios de la reconstrucción
El libro de Nehemías está diseñado para enseñarnos que solo con la ayuda de Dios podemos cambiarnos
a nosotros mismos realmente y recuperarnos del daño y la ruina del pasado.
La reconstrucción de las murallas es una imagen de la restauración de la fuerza en nuestras vidas.
Introducción a las devociones de agosto
El libro del Antiguo Testamento de Nehemías, juntamente con los libros de Esdras y de Ester, cubre el periodo de la cautividad babilónica, cuando Israel regresó a Jerusalén y hubo comenzado de nuevo la adoración de Jehová en el templo restaurado. Esdras, el sacerdote, dirigió un retorno temprano a Israel, restaurando la adoración en el templo reconstruido en Jerusalén. Nehemías, que fue contemporáneo de Esdras, condujo un retorno posterior. Nehemías era un laico, un mayordomo del emperador persa Artajerjes I. Persia es actualmente la moderna nación de Irán.
Nehemías es el relato histórico de la reconstrucción de los muros de Jerusalén, que tuvo lugar en el quinto siglo antes de Cristo. Pero Nehemías hizo algo más que reconstruir un muro. Este libro es además la historia de la restauración de un pueblo de la ruina y la restauración de un nuevo caminar con Dios. Jerusalén es no sólo una ciudad histórica, que durante siglos enteros fue el centro de de la vida de la nación de Israel (y de hecho el centro de la crónica bíblica), sino que es además una ciudad simbólica. Jerusalén ha sido también usada en un sentido pictográfico en todas las Escrituras. Lo que representa es el lugar donde Dios desea habitar. Al principio de indicar al rey David que Jerusalén era el lugar donde deseaba que él construyese el templo, le fue dicho que éste sería el lugar donde Dios habitaría entre Su pueblo. Sin embargo, es sólo una imagen, no es el lugar real donde habita Dios, porque, según el Nuevo Testamento, las personas deben ser el lugar donde habita Dios, puesto que Él desea habitar el espíritu humano. Ése es el gran secreto que la humanidad ha perdido en gran manera en la actualidad pero que el cristianismo del Nuevo Testamento intenta restaurar. La gran declaración de Pablo en la epístola a los colosenses es: “Cristo en vosotros, esperanza de gloria” (Colosenses 1:27). Ésta es la provisión de Dios y Su deseo respecto a nosotros.
Jerusalén en ruinas es, por lo tanto, una imagen de la vida que ha perdido sus defensas en contra del ataque y de las mentiras que producen repetidamente sufrimiento y miseria. El libro de Nehemías representa el camino de la recuperación de la caída y la ruina a un estado de paz, de seguridad, a un orden restaurado y de utilidad.