¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, él hace las obras.
Juan 14:10
En esta parte del pasaje, el Señor está tratando el secreto de Su propio ser. De alguna manera ésta es la revelación más profunda que tenemos acerca de la naturaleza del Señor en Su relación con el Padre, y es absolutamente fundamental. Esto es lo que quiso decir cuando les dijo a Sus discípulos al principio de este capítulo: “Creéis en Dios, creed también en mí”. Esto es: “Entended que existe una relación única que es el secreto de mi vida y que será también el secreto de su vida. Es preciso que entiendáis que yo no he venido aquí sencillamente para demostrar cómo obra Dios, qué aspecto tiene Dios y cómo actúa; he venido para demostrar cómo actúa la persona que tiene la debida relación con Dios, que está llena de Dios. El Padre vive en mí, y él hace las obras. Yo las hago, pero las hago por medio de una relación secreta, de manera que, aunque las realizo, mi mente piensa, mis manos trabajan y mi cuerpo actúa, pero en realidad es el Padre el que está haciendo esto por medio de mí. Yo vivo en él, y él vive en mí”.
“Y si quieres prueba de esto”, le dice a Felipe: “fija en dos cosas: mis palabras y mis obras. Mis palabras demuestran que yo estoy en el Padre, porque no podría decir lo que digo si no estuviese en el Padre, porque lo que digo es verdad, es realidad, es como son las cosas, y mis obras demuestran que el Padre está en mí. Un ser humano no podría hacer nunca lo que yo hago, pero Dios sí puede. Y debes entender esto, Felipe. De lo contrario no entenderás el secreto de tu propia vida”. Porque en el versículo 20 continúa diciendo: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros”. Es decir: “La relación que tengo con el Padre es el ejemplo de lo que tendré con vosotros. De la misma manera que vivo por medio del Padre obrando en mí, vosotros podréis vivir por medio de mí obrando en vosotros. Vendré a vosotros, y vosotros podréis enfrentaros con cada uno de los problemas en la vida sobre esta base. Yo seré adecuado para ocuparme de cualquier cosa con la que tengáis que enfrentaros sobre esta base. Sea lo que fuere que la vida os haga pasar por ello en cuanto a temor, turbaciones, decepciones; sea cual fuere la naturaleza del problema, vosotros podréis enfrentaros con él de la misma manera que yo me enfrento con la vida: vosotros en mí y yo en vosotros, de la misma manera que el Padre está en mí y yo estoy en él”.
Hay mucho más que el Señor continúa diciendo que tiene que ver con la manera en que nos enfrentamos con las dificultades en la vida, pero todo ello se deriva de Su maravillosa explicación a los discípulos, en respuesta al clamor de Felipe, para que ellos pudiesen saber el secreto de Su ser: “Yo estoy en el Padre y el Padre en mí, de la misma manera que yo estaré en vosotros y vosotros estaréis en mí”.
Señor, deseo aprender a vivir sobre la misma base que Tú has vivido. Enséñame a vivir cada día recordando que eres Tú en mí y yo en Ti. Quiero que ese sea el secreto de mi ser, como lo fue del Tuyo.
Aplicación a la vida
¿Cuál es el secreto de nuestro ser? ¿Cómo podemos nosotros dejar de luchar y sencillamente descansar amando?