Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 16:33
La seguridad de estos discípulos dependía de la habilidad que creían tener para entender lo que Jesús les estaba diciendo. Ellos querían saberlo y pensaban que cuando lo hiciesen tendrían paz. “Ahora lo sabemos”, dijeron. “Ahora lo entendemos”. Jesús les había estado hablando haciendo uso de simbolismos, como pueda ser el lavado de los pies, la viña y las ramas, y la mujer dando a luz. “Pero ahora nos estás hablando con claridad. Ahora sabemos y entendemos que tú eres verdaderamente de Dios”. Sintieron una sensación de seguridad porque habían entendido esto.
¡Esto es tan semejante a nosotros! Creemos que Dios tiene que explicar lo que estamos pasando y que entonces nos sentiremos seguros. Nuestra paz necesita descansar en un cierto conocimiento de lo que está sucediendo. Pero nuestro Señor se anda con mucho cuidado para dejar claro que esta clase de paz es realmente muy insegura. “Cuando no haya pasado más que una hora estaréis corriendo como si fueseis un puñado de ovejas asustadas. Decís que sabéis quién soy; decís que entendéis que yo he venido de Dios y que yo sé todas las cosas. ¿Sabéis que en una hora os sentiréis tan confusos y tan inseguros por lo que sucederá que saldréis corriendo y me abandonaréis? En lugar de confiar en mí, para que yo resuelva las cosas, me abandonaréis y no querréis que se os relacione conmigo, a pesar de lo cual no estaré solo. Mi seguridad no se verá amenazada en esa hora, porque el Padre está conmigo. Y os digo estas cosas para que sepáis la clase de paz que tengo. No se basa en lo que suceda o ni siquiera en lo que yo entienda respecto a lo que esté pasando, sino en la confianza en aquel que controla lo que sucede. Os digo esto a vosotros para que en mí tengáis paz. En el mundo no tendréis otra cosa que no sea turbación; os sentiréis turbados en el trabajo, en la escuela, en vuestro hogar y en vuestra familia. No tendréis más que turbación, porque así es el mundo. Pero sed de buen ánimo, porque yo he vencido al mundo.”
¿No es ésta verdaderamente una palabra de estímulo? Yo he pasado por momentos de verdadera tensión personal y profundo sufrimiento, momentos de inseguridad y de falta de comprensión, no sabiendo lo que Dios estaba realmente haciendo, percibiendo que estaba obrando de maneras que yo pensaba que eran totalmente equivocadas, pensando que no tenía derecho a hacerme a mí las cosas de ese modo, y he tenido que descansar en estas tremendas revelaciones de Su Palabra. “Podéis tener mi paz”, dice Jesús, “mi sentido de seguridad”, que depende no de las circunstancias, ni de haber entendido las circunstancias que tanto ansiamos, sino en la confianza de que Aquel que está guiando las circunstancias sabe lo que está haciendo. Es en eso en lo que se basa la paz.
Señor, concédeme que aprenda a hacer que Tú seas mi fuente de paz, en lugar de buscar la paz en las circunstancias o incluso en mi manera de entender lo que Tú estás haciendo.
Aplicación a la vida
Cuando tenemos problemas en el trabajo, en casa o en cualquier otra parte, ¿cómo afecta eso a nuestra actitud? ¿Por qué es la auténtica paz el resultado de la confianza en la persona de Jesús?