Génesis es el libro de los principios. Nos lleva al mismo amanecer de la historia humana,
y cuando lo leemos resulta tan actual como el periódico de mañana por la mañana.
Introducción a las devociones de abril
Realmente no es necesario decir que el lugar donde comenzar a leer un libro es al principio, a pesar de lo cual, muchas personas tienen la costumbre de leer primero el último capítulo del libro. Pero si intenta usted hacer eso con la Biblia, se sentirá terriblemente confuso. El mejor lugar donde empezar es al principio. Sin embargo, hay muchas personas a las que les resulta difícil empezar con Génesis. Se sienten desconcertadas por el lenguaje, que encuentran un tanto rígido y un poco anticuado, especialmente si están leyendo una de las más antiguas traducciones de la Biblia.
Otras se sienten desanimadas porque traen al estudio de este libro ciertos conceptos inmaduros acerca de Dios y de la Biblia que han mantenido desde su infancia. Yo llamo a estas “ideas ositos”, porque muchos de nosotros dormíamos con un osito cuando éramos pequeños, pero lo abandonamos al crecer. Lamentablemente no siempre hemos abandonado las ideas “infantiles” que teníamos de pequeños acerca de Dios y de la Biblia, sino que hemos trasportado estas ideas a nuestra vida adulta. Cuando intentamos adaptar estas ideas infantiles a las Escrituras, descubrimos que la Biblia tiene tendencia a apartarnos, de manera que el libro se vuelve aburrido y deja de tener interés para nosotros.
Hay también muchas personas que leen Génesis con una serie de prejuicios, valiéndose de un extendido rechazo de este libro como un libro que no es científico o que es primitivo en sus conceptos. De manera que leen el libro, especialmente los primeros capítulos, con una sensación de desagrado. Lo leen sencillamente para informarse acerca de un libro que es ampliamente conocido, pero ya tienen prejuicios en contra del mismo y, como consecuencia, no ven nunca realmente lo que hay en él.
Me gustaría sugerir que leyésemos este libro como si nunca lo hubiésemos leído con anterioridad, fijándonos con todo cuidado en lo que dice y lo que no dice. Debemos recordar que Génesis es el primer capítulo de la historia que termina con la presentación del Señor Jesucristo, la declaración de la manera que Dios ha encontrado para librar a la vida humana de la desesperación y de la muerte, haciendo que tenga poder, emoción y gracia. En otras palabras, el Dios de Génesis es el Dios del resto de la Biblia.
Es una idea completamente falsa suponer que el Dios de Génesis es diferente al Dios que se encuentra en el resto de la Biblia, viéndole como si fuese un Ser austero, tosco y un tanto remoto, sólo un Creador, cuya actitud respecto a la humanidad es bastante diferente de lo que lo es en el Nuevo Testamento. Pero esto no es verdad, ni mucho menos. La idea procede de personas que han cogido textos aislados de las Escrituras y los han usado para construir una imagen distorsionada de Dios. Pero encontrará usted la gracia de Dios brillando a través del libro de Génesis tanto como en el Nuevo Testamento. El amor de Dios, la compasión, la ternura y la dulzura de Dios se encuentran manifiesta tanto en Génesis como en cualquier otra parte de la Biblia.
Si leemos este libro con todo cuidado, descubriremos que el Dios de Génesis es sin lugar a dudas el Dios del resto de la Biblia. En el Nuevo Testamento Él es el Padre del Señor Jesucristo y de todos aquellos que creen en Él, y pone de manifiesto un corazón de Padre. Pero la primera visión que tenemos de este mismo Dios es como Creador. Es así como se nos presenta en el primer capítulo de este libro principiante de la Biblia.