1 Juan: La vida con el Padre
Juan fue un discípulo a quien nuestro Señor cambió radicalmente. Él era un joven impetuoso,
dado a expresarse de forma impulsiva y mordaz, con tendencia a desahogarse.
Pero Juan se convirtió en el apóstol del amor, notable por su gentileza, gracia y bondad.
Introducción a las devociones de mayo
Este mes comenzamos un estudio de la primera epístola del apóstol Juan. Aprendemos por lo que dice Pablo que era labor de los apóstoles predicar el evangelio y poner el fundamento de la iglesia. Pero cada uno de los apóstoles tiene una función concreta en la colocación del fundamento. Pablo no hace lo mismo que Juan. Pedro tiene una labor diferente a la de Pablo o a la de Juan, y Judas es llamado a otro ministerio más.
Watchman Nee, en su libro de gran ayuda What Shall This Man Do? (¿Qué hará este hombre?), sugiere que estos tres ministerios de Juan, Pedro y Pablo pueden distinguirse por y se caracterizan por las tareas que cada uno de estos hombres estaba realizando cuando Dios le llamó.
Pedro, por ejemplo, fue llamado como pescador, y se nos dice en los evangelios que el momento de su llamamiento tuvo lugar cuando estaba lanzando una red al mar. Esta labor de pescar hombres es, por lo tanto, característica del apóstol Pedro. Él está siempre empezando cosas, iniciando nuevos programas. Sin embargo, al apóstol Pablo le fue encomendada una labor diferente. No sólo pone el fundamento, sino que edifica sobre él, y se llama a sí mismo “perito arquitecto” (1 Corintios 3:10).
Pero Juan es diferente a estos dos. Cuando Juan fue llamado, estaba remendando sus redes. Su ministerio escrito aparece después de que la iglesia ha existido durante varias décadas y en un tiempo en el que la apostasía había comenzado a introducirse de manera furtiva. Había necesidad de una voz que llamase al pueblo a que regresase a su fundamento original; Juan nos llama a que regresemos a la verdad. Cuando empezamos a alejarnos, cuando se introduce algún concepto falso en nuestra manera de pensar o en nuestras acciones, es Juan al que el Señor le ha ordenado llamarnos para que regresemos a remendar las redes y a enderezar las cosas.
Juan, Pedro y Pablo tienen cada uno de ellos diferentes ministerios. Era la labor de Pedro hablar sobre el reino de Dios y Pablo acerca de la iglesia de Dios, pero Juan se interesa por la familia de Dios. Éstas son todas la misma cosa pero vista desde diferentes ángulos. Juan nos lleva a la intimidad del círculo de la familia, y, por lo tanto, esta epístola puede ser apropiadamente descrita como una en la que nos introduce a la vida con el Padre, la intimidad del círculo de la familia de Dios.
Si lee usted toda la epístola, se encontrará con que hay cuatro motivos diferentes que menciona Juan por los que escribe esta epístola. Una se encuentra en el capítulo 1, versículo 4: “Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo”. Después en el capítulo 2, versículo 1, dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis”, y, en el capítulo 2, versículo 26, menciona el tercer motivo: “Os he escrito esto sobre los que os engañan”. En el capítulo 5, versículo 13, nos ofrece la cuarta razón: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”.
Si piensa usted por un momento en estas cuatro cosas, se encontrará con algo asombroso acerca de ellas. Lo primero por lo que se interesa es el gozo en el compañerismo, que es la solución natural al problema de la soledad. No hay nada que más ayude a solucionar el problema de la soledad que el círculo familiar. Cuando se siente usted solo, ¿dónde quiere ir? ¡A casa! ¡Con la familia! De modo que Juan escribe: “Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo”, como respuesta al temor y al problema de la soledad. Luego dice: “Estas cosas os escribo para que no pequéis”. Aquí está tratando con otra gran amenaza a la felicidad humana, el problema de la culpa. De nuevo dice: “Os he escrito esto sobre los que os engañan”. En otras palabras, está escribiéndonos para protegernos, a fin de que podamos vernos libres de engaño. Ésta es otra gran área problemática en su vida: ¿Dónde obtenemos las respuestas? ¿Cómo sabemos lo que es verdad? Para eso ha sido escrita esta epístola: para que seamos libres de engaño. Finalmente dice: “Os escribo esto para aseguraros”, para que podáis encontrar seguridad y ser libres de fracaso. ¿Quién de nosotros no se preocupa por esto? ¿Cómo encuentra usted el camino en la vida teniendo éxito? ¿Cómo sabemos que no vamos a fracasar? Juan dice: “Os escribo esto para que podáis estar seguros”, que usted se sienta seguro y libre de fracasar.