Orando al Padre
La verdadera oración del Señor en Juan 17:1-3 ha sido llamada el lugar santísimo del Nuevo Testamento.
¡Todo creyente en Jesucristo puede rezar esta oración! Fue diseñada para enseñarnos cómo orar.
Introducción a las devociones de junio
Este mes comenzamos una serie de devociones sobre el tema de la oración, tomando el desarrollo de esta serie de tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Nuestro método todavía va a ser uno de exposición ―entendiendo lo que cada pasaje dice― pero estará centrado alrededor del tema de la oración.
Hago esto porque tengo un gran sentido de escasez en mi propia vida en cuanto a esto. Quiero entender más el ministerio, el poder y la necesidad de oración. Siento que esta escasez es un problema común entre la mayoría de los cristianos. ¿Cuántos de ustedes sienten que falta algo en su vida de oración?
La oración, básicamente, es una conversación con Dios. Siempre hay sólo dos personas representadas en verdadera oración, tú y Dios, y nadie más. Quizás haya otros presentes, como en este relato donde había dos personas y Dios. Puede que haya cientos de personas, pero la verdadera oración es siempre una conversación directamente entre un solo ser humano y Dios mismo. Hay muchos tipos de oración de los que podemos hablar y estaremos hablando a lo largo de estos estudios. Examinaremos la intercesión, el dar gracias, la suplicación y varias formas de petición, etc., pero fundamental a todas ellas es simplemente una conversación, un diálogo entre un individuo y Dios.
Esto es lo que Jesús tenía en mente en estas grandes enseñanzas sobre la oración en el sermón del monte. Dijo: “cuando ores…”; no dijo: “si oras”. Dio por hecho que en la vida cristiana va a haber oración. La oración, como dice un himno, es “el aliento nativo del cristiano”. No podemos vivir sin ello. Jesús dice: “Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público” (Mateo 6:6). Jesús no está hablando literalmente en cuanto a dónde debes orar, sino que está hablando metafóricamente, diciendo: “Cierra la puerta a cualquier otra cosa. Cuando ores, no dejes que ninguna otra cosa interfiera. No te involucres con pensar en otras cosas o personas, sino háblale sólo a Dios mismo”.
Encuentro interesante el escuchar a la gente orar. A veces puedes oír cosas asombrosas. Cuando escuchas puedes detectar a menudo que la gente no está pensando sobre Dios sino sobre la gente que está escuchando su oración. Conozco a un hombre maravilloso quien, cuando ora, casi invariablemente empezará dirigiendo su oración a Dios, pero entonces está tan consciente de la otra gente que le está escuchando que empieza a predicarles en oración. ¿Alguna vez has escuchado algo similar? Este hombre comenzará: “Nuestro Padre celestial, te doy las gracias porque podemos venir frente a Ti. Sabemos que Dios es un Dios que escucha la oración, y todos aquellos que vienen a Dios en oración serán bendecidos por Él”. Antes de que te hayas dado cuenta, ha empezado no a hablarle a Dios sino a aquellos presentes sobre Dios. Pero eso no es oración. La oración es una conversación, simple y directa, entre tú y Dios.