Y clamó Asa a Jehová, su Dios, y dijo: “¡Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, Jehová, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre marchamos contra este ejército. Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre”.
2 Crónicas 14:11
¿Alguna vez te has sentido como se sintió el rey Asa? ¿Alguna vez has pensado que estabas seguro, con cantidad de dinero en el banco, con buena salud y un futuro brillante, y de pronto el desastre se aproxima? Te das cuenta de que te superan en número, están mejor armados que tú y te sobrepasan, contra una circunstancia que es demasiado grande para que la puedas manejar. Estoy seguro de que hay algunos que se están enfrentando justamente a este tipo de cosa.
Fíjate que la primera cosa que Asa hace es reconocer la singular habilidad de Dios para dar ayuda, habilidad singular porque nadie ayuda como lo hace Dios. La razón por la que no hay nadie como Dios para ayudar, por supuesto, es que Dios sabe mucho más sobre nosotros que ninguna otra persona, y hay miles de cosas que Dios puede hacer para liberarnos. El rey Asa también reconoce que parte de la singularidad de Dios es que no hace ninguna diferencia si eres poderoso o débil. Esta frase, “dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas”, revela que la contribución humana a la victoria es insignificante en los ojos de Dios. Él puede utilizar ejércitos si quiere, o puede utilizar a un solo individuo.
La segunda cosa que hizo el rey Asa fue pedir ayuda específica para la emergencia presente. Oró: “Ayúdanos, Jehová, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre marchamos contra este ejército”. Cuando te enfrentas a una situación como esa, no tienes tiempo de orar “alrededor del mundo”. Oí una vez de un hombre que había sido invitado a orar por alguien que se estaba muriendo en un hospital. Mientras estaba de pie junto a la cama, el hombre comenzó su oración: “Bendice a los misioneros en China y en India y en África”, etc. Continuó en ese sentido hasta que alguien le detuvo y le dijo: “Lo siento. Mientras tú estabas en la India el paciente se murió”. Es importante llegar al punto en nuestras oraciones para encargarse de la situación específica, como lo hizo el rey Asa aquí. No le digas a Dios lo que tiene que hacer. Ése es el error que tantos de nosotros cometemos. Tenemos todo el resumen de nuestra oración, hasta lo tenemos escrito. Decimos: “Señor, primero haz esto. Entonces cuando eso pase, haz esto”. La mejor y más frecuente contestación de Dios a tal oración es el hacer una marca en el cuadrado que dice: “Ninguna de éstas”. Él tiene Su propia forma de obrar. Él no cederá ante nosotros. Eso es lo que nos hace estar tan enfadados con Dios.
Entonces, tercero, el rey Asa le recuerda a Dios que hay una relación divinamente establecida: “Jehová, tú eres nuestro Dios”. Está diciendo: “Nosotros no te hicimos nuestro Dios. Tú nos elegiste a nosotros. Tú creaste esta relación que tenemos. Nosotros somos tu pueblo; por lo tanto, si esta batalla se pierda, tú pierdes”. Ése es el terreno en el que estamos en nuestras oraciones frente a Dios. Esto es lo que el rey Asa está clamando. Cualquier derrota sería la derrota de Dios. Asa clama esa relación. Esa relación nos da audacia. Somos invitados a venir frente a Dios y pedir ayuda porque somos Sus hijos. Somos invitados a venir audazmente, porque Dios mismo nos promete que obtendremos misericordia y encontraremos gracia. Ya es nuestra para ayudar en tiempo de necesidad, así que somos exhortados a venir audazmente.
Padre, gracias por dejarme venir a Ti en los buenos tiempos y en los tiempos de crisis. No hay nada que sea demasiado grande para Ti, nada que te tome por sorpresa. Gracias que eres mi Dios y una ayuda muy presente en tiempos de dificultades.
Aplicación a la vida
La oración de Asa ilustra tres principios importantes para que nosotros observemos en nuestras oraciones. ¿Reflejan nuestras oraciones nuestro conocimiento del carácter de Dios y las formas en las que obra? ¿Oramos esperando específicamente y en completa dependencia en el poder y el propósito y la presencia de Dios?