En mi puesto de guardia estaré, sobre la fortaleza afirmaré el pie. Velaré para ver lo que se me dirá y qué he de responder tocante a mi queja.
Habacuc 2:1
Cuando te enfrentas a un problema en tu vida donde no entiendes lo que Dios está haciendo, no hagas lo que tantos hacen, diciendo: “Pues, he intentado la fe, y no funciona”, o “he intentado a Dios, pero eso no funciona”, o “he intentado la oración, y no funciona”. La gente que dice esas cosas verdaderamente no entiende lo que están diciendo, porque lo que están diciendo es: “Dios es un mentiroso; Dios no es real”. Lo que están diciendo es: “La palabra de Dios no es verdad; la Biblia es una fraude”. Están declarando que Dios es infiel a Sus propias promesas. Pero Dios no puede ser infiel a Su Palabra. El problema no es Dios; el problema somos nosotros. Somos tan ignorantes, vemos tan poco, entendemos una fracción tan insignificante del alcance de cualquier problema. Deberíamos hacer lo que hizo Habacuc: subirnos a la torre y esperar a ver qué es lo que Dios va a decir. Si se lo pedimos, Dios nos ayudará a entender algo de lo que estamos pasando. Eso es lo que hizo Habacuc, porque esperaba una respuesta.
Habacuc dice que va a esperar. Dios normalmente responde en una de tres formas: lo más común es que nos responda por medio de Su Palabra. Eso es lo que es tan valioso de leer la Palabra de Dios, especialmente cuando estás confundido o afligido sobre cómo está actuando. A menudo saldrá una luz de pronto de un versículo que parecía confuso; verás un nuevo aspecto en lo que te estás enfrentando. Quizás una respuesta venga cuando estés escuchando un mensaje, o un versículo te vendrá a la mente y tendrá que ver con la situación. Dios nos ha dado Su Palabra, para que podamos entender cómo actúa.
Entonces a veces Dios contesta directamente en nuestro espíritu. Sentimos una especie de presión interna que nos lleva en una cierta dirección; alguna convicción viene y se asienta, y no nos podemos deshacer de ella. Tenemos que ir con cuidado aquí, porque a estas alturas el enemigo puede falsificar la voz y la mente de Dios. Pero la voz del enemigo es siempre agobiante (para hacerte sentir culpable), mientras que el Espíritu de Dios habla suave pero persistentemente. Si esta voz de mando está en línea con lo que la Palabra de Dios dice, entonces ése es el Espíritu de Dios guiándonos. Pablo dice: “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios” (Romanos 8:14). Es así que podemos esperar ser guiados.
En otros momentos Dios habla por medio de nuestras circunstancias. Las puertas se cierran, y no las podemos abrir, sin importar cuánto nos esforcemos. Ése es Dios obrando, cerrando puertas aquí y abriendo otras, empujándonos en una dirección. A menudo ésa es la forma en la que Dios responde. Pero nos promete que Él nos contestará. No nos dejará como huérfanos, ni nos abandonará a la ignorancia. Santiago dice: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). Eso es lo que hizo Habacuc.
Padre, gracias que puedo esperar en Ti, sabiendo que Tú eres un Dios fiel y Tú siempre contestas.
Aplicación a la vida
¿Cómo reaccionamos cuando las oraciones son demoradas o no son contestadas? ¿Estamos respondiendo como lo hizo Habacuc, esperando con expectación por más entendimiento completo? ¿Cuáles son tres formas posibles en las que esto puede desarrollarse? Mientras esperamos, ¿estamos contentos de confiar en Dios, dándonos cuenta de que Él tiene el cuadro completo, mientras que nosotros sólo tenemos una visión limitada?