“Estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir; porque cesaría la obra si yo la abandonara para ir a vosotros”.
Nehemías 6:3b
Estos antiguos enemigos de repente se convierten en amigos de Nehemías y le invitan a que participe en una conferencia en la planicie de Ono, que se encuentra en la costa marítima cerca de la franja de Gaza. Pero Nehemías tiene un presentimiento del peligro: “Pero ellos habían pensado hacerme mal”, dice (v. 2). Algunos comentaristas sugieren que estaban intentando engañarle para que se marchase de Jerusalén, donde contaba con apoyo armado, para que fuese a una conferencia donde le pudiesen atacar e incluso hasta matarle. Es evidente que Nehemías tiene un presentimiento al respecto, por lo que renuncia a ir con firmeza, diciendo: “Estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir”.
Ésta es una gran respuesta. Fíjese usted en las respuestas que da, no en los motivos que alega. A primera vista puede dar la impresión de ser una contestación brusca a la invitación de reunirse con ellos. Suena brusca e insensible, pero Nehemías adivina la estratagema de ellos y se niega a seguirles el juego, a pesar de que ellos le presionaron en cuatro ocasiones diferentes.
Puede que usted también sienta la presión continua para que cambie de opinión y acceda a algo que está mal. Muchos han caído después de haberse negado, sencillamente porque cedieron a la presión repetida, pero Nehemías persiste en su rechazo. He aquí su motivo: “Dios me ha encomendado un gran proyecto, y si yo me marcho se verá amenazado”.
Una de las cosas que más nos puede ayudar y que podemos hacer para resistirnos a la tentación es recordar que Dios nos ha llamado a participar en una gran labor. Esto es cierto de todos los creyentes en Cristo. A mí no me importa el poco o mucho tiempo que lleve usted en el Señor, usted ha sido llamado a realizar hoy una tremenda obra. La tarea es ser un modelo de un estilo de vida diferente, para que aquellos que se están arruinando por causa de malas costumbres puedan ver algo que les ofrezca esperanza y liberación. Si ellos ven en usted paz en medio de la confusión, un apoyo invisible que le mantiene seguro y firme bajo presión, aprenderán que existe otra manera de vivir que la manera destructiva que han escogido. Ésa es la gran labor a la que nos ha llamado Dios. Nosotros no deberíamos nunca prestar alianza a ninguna otra cosa.
Hace muchos años leí acerca de un misionero en China, un joven muy capaz que realizó un gran trabajo como lingüista y diplomático en su trabajo para el Señor. Sus habilidades eran tan destacadas que una de las compañías americanas en China intentó contratarle. Le ofrecieron un trabajo atractivo con un salario equivalente, pero él lo rechazó. Les dijo que Dios le había mandado a China como misionero y eso era lo que iba a hacer. Pensó que eso concluiría el asunto, pero en lugar de ello le hicieron una oferta mejor y un aumento de sueldo. Sin embargo, él también rechazó esta oferta, pero ellos volvieron de nuevo, doblándole el salario que le habían ofrecido originalmente. Finalmente les dijo: “No es que su salario sea muy poco. ¡Es la tarea la que es demasiado pequeña!”.
Esto es lo que está diciendo Nehemías aquí. Tiene una gran labor y no va a abandonarla por nada menos. Se encuentra con una oferta que da la impresión de prometer paz y apoyo, a pesar de que está llena de peligro, que él evita con éxito, negándose a renunciar a su llamamiento.
Padre, Tú me has dado una gran obra que realizar. Ayúdame a ver claramente lo que parecen “oportunidades doradas” que me hacen, a fin de apartarme de aquello a lo que Tú me has llamado a hacer.
Aplicación a la vida
¿Concedemos un valor supremo a la obra de Dios en nosotros y por medio nuestro? ¿Cómo reaccionamos bajo una oposición continua o con la presión de la incertidumbre?