―Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
Nehemías 2:5
Observe usted con cuánto tacto hace su presentación Nehemías. Se refiere dos veces a Jerusalén, no como la capital de Judá y ni siquiera por su nombre, porque tenía una reputación como una ciudad dificultosa y que había sido la causa de una rebelión en el imperio con anterioridad, sino que se refiere a ella como “la ciudad donde mis padres están enterrados”. Ésta es una adaptación a las propias inquietudes del emperador. Estos antiguos reyes se preocupaban enormemente acerca de su entierro. Las pirámides de Egipto que han dejado los faraones son evidencia abundante de esto. Este rey se mostraría de inmediato simpatizante con el deseo de Nehemías de ir a restaurar la ciudad donde sus padres estaban enterrados. Nehemías se vale sabiamente de este interés, presentando su caso a la mejor luz posible.
Fíjese usted en la manera tan escrupulosa que había ideado respecto a todo lo que necesitaría. Sabía que sería preciso que transcurriese un largo periodo de tiempo, de manera que pidió el tiempo que necesitaría, y de hecho estuvo ausente durante doce años. Dudo mucho que pidiese un periodo de tiempo tan largo, pero ése fue el tiempo que fue necesario para llevar a cabo sus planes. Debió de saber que le llevaría al menos unos cuantos años y, fuese lo que fuese lo que solicitó, le fue concedido ese periodo de tiempo.
No sólo necesitaba Nehemías el tiempo suficiente para esta expedición, sino que necesitaba viajar de una manera segura, así que solicitó cartas de recomendación al gobernador de las provincias por las que debería pasar, a fin de que le proveyesen con un conducto seguro. Posteriormente nos enteramos en este libro de que esto no sólo hizo posible que disfrutase de inmunidad diplomática, sino que además significó que fue nombrado como gobernador de Judá. Esto le concedería un puesto diplomático al viajar. Nos enteramos por fuentes seculares que se habían producido disturbios en la provincia de Siria (justo al norte de Judá) dos años antes. El sátrapa (gobernador) de esta provincia se había rebelado en contra de Artajerjes. Es muy posible que el rey aprovechase esta oportunidad para colocar a un hombre de confianza en el puesto de gobernador de Judá e interpusiese un estado tapón entre Siria y Egipto, que estaban con frecuencia en guerra, por lo que el viaje de Nehemías fue algo que el rey halló satisfactorio.
Finalmente, Nehemías sabía que necesitaría algunos suministros especiales que sólo la autoridad del rey podía proveer. Solicitó que le cortasen maderas especiales de los bosques del rey. Algunos creen que estos se encontraban en las montañas del Líbano, pero otros dicen que es posible que fuese un bosque local, al sur de Jerusalén, del cual el rey Salomón había cogido madera para construir su templo. Sea como fuere, Nehemías consiguió lo que había pedido, ya que había realizado a fondo su investigación.
Esto nos sugiere que, si nosotros nos preocupamos sinceramente de reconstruir partes de nuestra vida, es preciso que pensemos muy en serio acerca de lo que será necesario. Es preciso que evaluemos lo que realmente necesitaremos, los pasos que debemos dar y lo que puede representar cambiar nuestras costumbres, para que podamos ser libres para ser lo que Dios quiere que seamos. Nehemías nos enseña que necesitamos enfrentarnos con nuestra situación de manera honesta.
Señor, ayúdame a realizar una evaluación honesta de mi situación y a acudir libremente a Tu trono y depender de Ti para todo lo que necesito.
Aplicación a la vida
¿Hemos evaluado el costo de nuestro orgullo y de la dependencia en nosotros mismos para reconstruir parte de nuestras vidas? ¿Estamos confiando en Dios, para que nos muestre Su camino por medio de Cristo?