2 Corintios: El cristianismo auténtico
Escándalos, inmoralidades e irregularidades se estaban introduciendo en la iglesia de Corinto.
Pablo escribió esta carta para llamar a los cristianos de vuelta a lo que significa la comunión con Jesucristo,
exponiendo los grandes valores espirituales que hacen de la fe cristiana algo vivo y vital.
Introducción a las devociones de septiembre
La segunda epístola de Pablo a los corintios posiblemente sea la menos conocida de sus epístolas. En ocasiones ha sido llamada “La epístola desconocida de Pablo”, aunque no sé a qué se debe esto. La primera epístola a los corintios es muy conocida entre sus escritos, pero muchas personas consideran que la segunda epístola a los corintios es una lectura muy pesada. Es lamentable que estemos tan poco familiarizados con ella, porque presenta la epístola más personal y autobiográfica escrita por el apóstol.
Primera de Corintios se concentra en la iglesia en Corinto. Pero en Segunda de Corintios estamos viendo a Pablo, que es en quien se concentra, presentándose y revelándose a sí mismo a la iglesia. Ésta es, por lo tanto, una epístola muy personal del corazón de este poderoso apóstol, y en ella posiblemente le veamos de una manera más clara que en ninguna otra parte de las Escrituras.
Este libro ha sido llamado Segunda de Corintios, pero tal vez debería llamarse Cuarta de Corintios, porque es la última de cuatro epístolas que le escribió Pablo a la iglesia allí. Dos de estas epístolas han sido conservadas para nosotros, y es por eso que tenemos Primera y Segunda de Corintios, pero no están en el orden que estos títulos sugieren.
Pablo comenzó la iglesia en Corinto alrededor de los años 52 o 53 d.C. Permaneció allí aproximadamente un año y medio, y después se fue a Éfeso. Mientras estaba en Éfeso, escribió una epístola a la iglesia en Corinto que se ha perdido para nosotros. Se hace referencia a ella en Primera de Corintios 5:9, donde Pablo dice que escribía para advertirles acerca de seguir un estilo de vida mundano. En respuesta a esa epístola, Pablo escribió lo que ahora llamamos Primera de Corintios, intentando contestar a sus preguntas. Les exhortó y les instruyó acerca de cómo vivir en poder y en paz e intentó corregir muchos aspectos problemáticos en la iglesia. Evidentemente esta epístola no consiguió todo lo que Pablo pretendía que consiguiese. Hubo una mala reacción a ella, y en esta segunda epístola nos enteramos de esa “dolorosa” visita. Él había ido a verles y les había hecho un duro y severo reproche, pero de nuevo no consiguió su propósito, ya que produjo una gran reacción negativa.
De modo que cuando regresó a Éfeso les envió otra epístola breve con Tito, para ver si él podía ayudarles. Tito estuvo ausente durante un largo tiempo, porque los medios de transporte y las comunicaciones eran lentas y difíciles en aquellos días. Pablo, esperando en Éfeso, se sintió muy ansioso por enterarse de lo que estaba sucediendo en la iglesia allí. Se sintió tan turbado que se marchó de Éfeso y se fue a Troas, y después a Macedonia, para encontrarse con Tito. Allí en Macedonia, probablemente en la ciudad de Filipos, él y Tito se reunieron. Tito le transmitió una palabra mucho más alentador acerca de la iglesia, y en respuesta a ella, por gratitud, Pablo escribió lo que llamamos la segunda epístola a los corintios, aunque fue en realidad la cuarta en una serie de epístolas.