Entonces oramos a nuestro Dios, y por culpa de ellos montamos guardia contra ellos de día y de noche.
Nehemías 4:9
El enemigo moviliza sus fuerzas, intensificando su ataque, planeando una violencia directa. Cuando empieza usted a moverse con Dios para cambiar las cosas en su vida, lo primero que se encuentra son las burlas, y, si persiste usted, alguien se va a poner muy furioso con usted y le va a atacar de una manera viciosa, incluso hasta físicamente.
Pero fíjese usted cómo reacciona Nehemías. Sigue confiando en la oración. Pero hace algo más que orar; además monta una guardia. Es decir, ¡ora y se prepara! Esta manera de combinar los recursos de la vida espiritual con los del mundo material es una imagen maravillosa de cómo los creyentes deberían enfrentarse con las amenazas, reconociendo que necesitamos tomar acción en los dos niveles.
Pero aun así el enemigo persiste, emprendiendo una campaña de propaganda. Había una gran cantidad de escombros y de piedras rotas que era preciso quitar de en medio antes de que pudiesen llegar a las murallas, lo cual debió de ser muy desalentador.
El enemigo se aprovecha de inmediato de esa debilidad y desaliento (v. 11). ¿Se ha enfrentado usted alguna vez con algo por el estilo? ¿Se ha visto alguna vez amenazado en el trabajo cuando intentaba corregir algo inmoral o ilegal que estaba teniendo lugar a su alrededor? Tal vez alguien le dijese: “Siga usted haciendo eso y acabará por perder su trabajo aquí”. Tal vez le amenazasen a usted con un descenso o con expulsarle de su apartamento. Hasta es posible que le invitasen a usted en el aparcamiento a enfrentarse con un ataque físico. Esta clase de situaciones son posibles cuando empezamos a corregir lo que está mal.
La respuesta de Nehemías es muy deliberada. Lo primero que hace es examinar la situación detenidamente y evaluar lo que se necesita. Este enfoque es necesario si vamos a mejorar nuestras propias vidas. Debemos observar dónde nos encontramos bajo ataque. ¿A qué somos adictos? ¿Una costumbre perjudicial, una droga, una actitud mental? ¿A la amargura de espíritu? Cuando hayamos descubierto de dónde procede el ataque, será preciso que montemos guardia en contra de esa situación.
En segundo lugar, Nehemías realiza un examen de los recursos espirituales con los que ellos contaban. Tenían un poder operando en sus vidas acerca del cual nada sabían sus enemigos. El gran y asombroso Dios que estaba con ellos se pondría de parte de ellos en su peligrosa situación. Cuando se acordaron de esto, se sintieron más seguros y recuperaron su valor. El enemigo se dio cuenta de que no iba a conseguir nada con sus ataques.
Uno de mis pasajes favoritos del Nuevo Testamento se encuentra en la segunda epístola de Pablo a Timoteo. Pablo estaba prisionero en Roma, y Timoteo, un joven bastante tímido, se encuentra solo y se siente desanimado en la gran ciudad pagana de Éfeso. El gran apóstol le escribe con una palabra de consejo: “Acuérdate de Jesucristo... resucitado de los muertos” (2 Timoteo 2:8). Timoteo no estaba solo; Dios estaba con él. ¡Jesús ha resucitado! Él es maravilloso; Él es fuerte y poderoso. Cuente usted con Él y usted podrá superar la más sutil tentación y las más peligrosas amenazas en contra suya.
Padre, te doy gracias por lo prácticas y de ayuda que son Tus Escrituras. Enséñame a confiar en Ti en oración y preparación.
Aplicación a la vida
¿Cuáles son las dos respuestas necesarias cuando nos encontramos bajo ataque? Cuando sentimos la amargura de espíritu, ¿qué recursos espirituales tenemos a nuestra disposición para que podamos ser victoriosos?