Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo por algunos días, ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Nehemías 1:4
Es evidente que Nehemías tiene un profundo sentimiento de preocupación personal. Está dispuesto a enfrentarse con los hechos, a llorar por ellos y a contárselo a Dios, que es siempre el lugar donde empezar. No hay nada superficial en esto. Hay una canción popular que dice: “No te preocupes, sé feliz”. Pero esto es un remedio poco apropiado para una herida profunda. Lo que se necesita es enfrentarse honestamente con la ruina, sea la que fuere, sin echar culpas o intentar involucrar a otros, contándoselo todo a Dios, que siempre tiene los brazos abiertos ante un espíritu quebrantado y un corazón contrito.
Siga usted el ejemplo de la oración de Nehemías. Para empezar, reconoció el carácter de Dios. La ruina que le preocupa a usted profundamente puede que no sea siempre personalmente suya. Se siente usted como Nehemías y usted quiere llorar y lamentarse y hablarle a Dios sobre ello. Ese es siempre el lugar donde empezar, porque Dios es un Dios que responde y presta atención a las oraciones de Su pueblo.
La segunda cosa que hizo Nehemías fue arrepentirse de todos los pecados personales y corporativos. Esta era una manera honesta de enfrentarse con su propia culpa. Fíjese usted en la falta total de fariseísmo. Nehemías no dijo: “Señor, estoy pensando en esos terribles pecadores en Jerusalén. Ten misericordia de ellos porque han participado en acciones que están mal”. No, se puso a sí mismo en esta situación, diciendo: “Señor, confieso ante ti mis pecados y los pecados de los de la casa de mi padre”. No hizo ningún esfuerzo por culpar a otros de esto, sino que reconoció sencillamente el mal.
En tercer lugar, Nehemías recordó a Dios Sus promesas de gracia. En el libro de Deuteronomio 28 a 30, Moisés hace un resumen profético de toda la historia de Israel. Dijo que ellos desobedecieron a Dios, por lo que fueron dispersados entre las naciones y acabaron en el exilio. Pero si estaban dispuestos a regresar y a reconocer el mal que habían hecho, Dios les traería de regreso a la tierra. Nehemías recordó a Dios esa promesa de Su gracia.
La cuarta cosa que hizo Nehemías fue solicitar una ayuda concreta para comenzar el proceso. No iba a resultar fácil, pero sabía lo que tenía que hacer. Iba a requerir tener autoridad de la autoridad suprema en todo el imperio, cosa que no era fácil de conseguir. Pero Nehemías creía que Dios le ayudaría, de manera que empezó a orar y a pedir gracia y fortaleza para seguir los pasos necesarios para empezar la recuperación.
Padre, te doy gracias por este libro tan maravillosamente práctico, que nos ofrece un principio seguro para la recuperación y para ser útiles. Ayúdame a empezar donde lo hizo Nehemías, contándote a Ti toda la historia y empezando de esa manera el proceso de recuperación.
Aplicación a la vida
¿Estamos nosotros experimentando el poder sanador de un arrepentimiento contrito? ¿Reconocemos nosotros los efectos de nuestros pecados en las vidas de otras personas?