Burlándose de los judíos, dijo delante de sus hermanos y del ejército de Samaria: ―¿Qué hacen estos débiles judíos?
Nehemías 4:1b-2a
La mayoría de nosotros hemos tenido experiencia con lo que llamamos “la ley de Murphy”, la idea de que si algo puede ir mal, saldrá mal. Hay muchas aplicaciones de esto. ¡Por ejemplo, si intenta usted arreglar algo, la ley de Murphy dice que le llevará bastante más tiempo de lo que usted había pensado, se romperá antes de que lo haya pagado, y a alguien no le gustará cuando haya usted acabado el trabajo! Nos hemos encontrado con semejante circunstancia en el capítulo 4 del libro de Nehemías. Aquí Nehemías se enfrenta con una oposición severa y violenta en lo que se refiere a su trabajo de reconstruir los muros y las puertas de Jerusalén. La oposición se quita los guantes, por así decirlo, y comienza la verdadera batalla. Nosotros, al igual que Nehemías, tenemos un enemigo que se opone con astucia y poder. En contra de todos los esfuerzos que realicemos nosotros para resolver los problemas en nuestra vida y para recuperarnos del daño, del sufrimiento y de la ruina, nos tendremos que enfrentar con la oposición por parte del enemigo. Casi de manera invariable su primer esfuerzo por impedir dicha recuperación es desanimarnos por medio del ridículo, de las burlas y del rechazo.
¡Escuche usted el desprecio, las burlas y el sarcasmo en estos comentarios! Tal vez muchos de nosotros hayamos sido víctimas de esta clase de ataque. Yo conozco personalmente a personas que no están dispuestas a hacer lo que está bien por temor a que sus amistades se rían de ellas o se burlen. Conozco a un hombre que no puede dejar de beber porque los amigos con los que bebe se burlan de él; a pesar de lo cual, el beber está destruyendo su vida. Conozco a otros que están enganchados por las drogas, pero no quieren dejar de consumirlas porque temen a que otros se burlen de ellos. Éstas son las poderosas armas que emplea aquí el enemigo.
La mayoría de nosotros hemos tenido experiencia con esta clase de arma de ridículo y de burla que emplea aquí el enemigo. Tal vez alguien le haya dicho, cuando intentaba usted impedir algo que estaba mal: “Oiga, ¿quién se ha creído usted que es? ¿Se cree usted ser mejor que nosotros?”. O quizás alguien le diga: “Empezó usted muy bien, pero no va usted a seguir así. No va usted a durar”.
Nehemías considera este ataque como un insulto en contra de Dios mismo. Fíjese usted en que no participa en la discusión ni se venga. No ataca a estos hombres contradiciéndoles con furia. Sencillamente responde orando. Esto nos recuerda las palabras de Pedro acerca de Jesús: “Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:23). Ésta es una imagen que nos sirve de ayuda respecto a cómo reaccionar ante esta clase de ataque.
Padre amado, dame fortaleza para hacer lo que está bien, sin tener en cuenta el ridículo, y ayúdame a responder a ese ridículo con oración y con fe.
Aplicación a la vida
¿Cómo reaccionamos cuando somos ridiculizados o alguien se burla de nosotros? ¿Qué manera es mejor para responder que por medio del temor, de la ira, sintiéndonos heridos, o de la impugnación?