En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en sábado, que acarreaban manojos de trigo y cargaban los asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, para traerlo a Jerusalén en sábado; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones.
Nehemías 13:15
A Nehemías le preocupaba este desprecio por la Ley. Está intentando corregir las dificultades que habían causado problemas a Israel en el pasado. De modo que da órdenes para que se cierren las puertas el viernes al ponerse el sol. Requiere a los levitas que se limpien a sí mismos y que guarden las verjas para que nadie profane el sábado.
¿Debemos también nosotros guardar el sábado, no haciendo trabajos ni viajando en ese día? Como hemos visto a lo largo de todo este libro, estas normas impuestas a Israel eran lo que llama el Nuevo Testamento “sombras” o imágenes de algo incluso más importante que Dios quiere que observemos. Usted está observando el sábado cuando cumple usted lo que refleja el sábado.
En el corazón del sábado se encuentra la palabra reposo. El sábado fue creado para las personas, para que aprendan a descansar. ¡El sábado es el programa de Dios para eliminar el estrés! Es algo que nos enseña cómo evitar consumirnos, cómo recuperarnos de demasiada presión y ponernos al día con nosotros mismos. Es algo que nos ayuda a concentrarnos y para que podamos realizar el trabajo que debemos hacer.
En las Escrituras se mencionan dos motivos acerca del sábado. La primera de ellas se encuentra en Exodo 20:11. En él se nos dice que, debido a que Dios acabó la creación en seis días y reposó en el séptimo día, le pidió a Su pueblo que descansase después de seis días de trabajo. ¿Por qué descansó Dios? Porque había alcanzado Su objetivo. Las personas también deben reconocer que hay un límite en lo que se refiere al trabajo. Tenemos necesidad de detenernos, de permitir al cuerpo, a la mente y al espíritu que reconozcan sus limitaciones.
El segundo motivo por el que fue dado el sábado es uno al que con frecuencia se hace caso omiso. Dios le dijo a Israel: “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová, tu Dios, te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual Jehová, tu Dios, te ha mandado que guardes el sábado” (Deuteronomio 5:15). Ellos debían descansar a fin de meditar acerca de la habilidad de Dios para realizar su obra aparte de los trabajos que ya habían completado.
Así que hay dos aspectos del sábado, el de la creación y el de la redención. Está el descanso que implica cesar de nuestros propios trabajos, pero está el reposo en el que regocijarnos en el enorme poder de liberación de Dios.
Padre, en medio de las presiones y los ajetreos de mi vida, enséñame que necesito entrar en el reposo de la creación y de la redención, recordando siempre que Tu obra está siempre antes que mi trabajo.
Aplicación a la vida
¿Descansamos nosotros, gracias a la obra que Dios ha hecho y que está haciendo en nosotros? ¿Estamos dependiendo de nuestra propia fuerza en lugar de entender Su poder como nuestro principio?