Sea bendecido tu nombre glorioso, que supera toda bendición y alabanza.
Nehemías 9:5b
Esta oración del libro de Nehemías es un gran modelo que nos enseña mucho acerca de nuestra propia vida de oración. Comienza con una gran sección de alabanza. Para empezar, Dios es alabado como el Creador y el Hacedor de todo. Empezando con la vida que Él le dio a usted es un gran lugar donde comenzar cuando está usted alabando a Dios. A mí me parece extraño que las personas dependan cada momento de Dios para darles la vida y que ellos se permitan a sí mismos olvidarse con tanta facilidad de este hecho. Dios nos sostiene momento tras momento, y nosotros deberíamos estar agradecidos por ello. No nos olvidemos nunca que hasta nuestro aliento procede de Él.
La próxima sección alaba a Dios como el que llama y elige a las personas. Él es quien concede las bendiciones no merecidas a aquellos a los que Él elige. Dios es el que guarda las promesas. Ninguno de nosotros estaríamos hoy aquí si no fuese por ese llamamiento misericordioso y soberano de Dios. Jesús dijo: “Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae” (Juan 6:44a). Nosotros estamos aquí hoy porque el Espíritu de Dios en Su maravillosa gracia nos ha atraído a Sí mismo.
Entonces el pueblo alabó a Dios como el libertador del pecado y de su esclavitud. Vuelven a contar la historia de esta nación, empezando con el llamamiento a Abraham y su liberación de Egipto. Algunos de nosotros nos hemos olvidado de las lecciones que nos ha enseñado Dios y hemos regresado a los mismos pecados, sumiéndonos de nuevo en la rebeldía y en la esclavitud. No nos olvidemos nunca que hemos sido creados de una manera maravillosa, incluso milagrosa, librados por la gran mano de Dios.
A continuación encontramos la alabanza a Dios como el gran proveedor de sabiduría y de las necesidades en la vida. Aquí tenemos el cuidado providencial de Dios para los Suyos. Él enseñó a Su pueblo cómo vivir en medio de una enorme maldad. Sabía que les estaba enviando a una tierra habitada por tribus moralmente degradadas,hasta un punto que a nosotros nos resulta hoy espantoso. Ellos estaban ofreciendo sus hijos al dios Moloc, echándolos vivos a una hoguera encendida. Los israelitas iban a tener que vivir entre estas gentes. Pero, a pesar de ello, Dios les enseñó cómo evitar la profanación de estas cosas. Les enseñó cómo ser amigos de estas gentes sin ser destruidos por su inmoralidad. Es exactamente la situación en la que hemos sido llamados a vivir actualmente. Dios nos ha dado este maravilloso libro que nos enseña las normas para la vida, la salud, la salvación y la liberación, así como la fortaleza interna que puede resistirse a las tentaciones que abundan a nuestro alrededor, de manera que el descuidar esto es una locura.
Dios también suplió las necesidades de ellos. Les dio pan para comer cuando no había; les dio agua de la roca en medio del desierto. Éste no es sólo el relato acerca de cubrir las necesidades físicas, sino que describe cómo fueron cubiertas también sus necesidades espirituales. El Nuevo Testamento nos dice que éstas son imágenes de Cristo, que es el Pan de vida y el Agua de vida. Al aprender los israelitas el significado de estos símbolos, empezaron a entender que había Uno que iba a venir y que supliría la necesidad del corazón humano.
Padre, te alabo y te adoro como el Creador y Sustentador del universo, como Aquel que me ha elegido a mí y me ha atraído a Ti mismo, como Aquel que provee todo lo que necesito.
Aplicación a la vida
Al entender los atributos de Dios podemos conocerle y adorarle mejor. ¿Están nuestros corazones en armonía, de modo que podamos alabar a Dios como Aquel de quien proceden todas las bendiciones?