Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos los lugares donde vivían y los llevaron a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras.
Nehemías 12:27
Es apropiado dedicar y también es apropiado celebrar cuando Dios nos ha llevado al lugar de las proezas. El Espíritu Santo ha añadido cuidadosamente en este relato los tres aspectos que están relacionados con la verdadera celebración. Uno de los principales elementos de la verdadera celebración es la expresión de gozo. A mí me sorprende enormemente cuántos cristianos no parecen sentirse nunca gozosos. Parecen estar siempre tristes y con caras largas. Eso me recuerda a una niña pequeña que, al ver una mula por primera vez, dijo: “¡No sé lo que eres, pero debes de ser cristiana porque tienes el mismo aspecto que mi abuelo!”. Hay muchos cristianos con caras largas a nuestro alrededor. Como es natural, hay momentos de sufrimiento y de tristeza, pero los cristianos deberían ser con frecuencia el ejemplo vivo de un sentimiento de gozo, porque tienen algo por lo que sentirse gozosos. El gozo no es lo mismo que la felicidad. La felicidad es disfrutar del momento presente porque nos complace, pero el gozo es algo mucho más profundo y de mucha más duración. El gozo aprecia el pasado, el presente y el futuro, no porque las circunstancias sean agradables, sino porque el corazón está en paz con Dios. Estas personas estaban contentas porque se había acabado la construcción del muro, pero se sentían gozosas porque Dios les había ayudado a acabarlo. Conscientes del amor y de la aceptación de Dios, se sentían enormemente gozosas.
Hay otra clave oculta en este párrafo que nos dice en qué se debe basar la celebración. El versículo 30 nos dice que la purificación es necesaria para la celebración. Usted no puede hacerlo con un corazón hipócrita, porque se convierte en un festival de palabras vacías. Muchas personas dan la impresión de temerle a la palabra pureza. Creen que describe a una persona santurrona, pero la purificación en la vida cristiana proviene de la misma filosofía que nos motiva cuando fregamos los trastos. Usted no pone la mesa con los trastos sucios, ¿verdad que no? ¡Dios no realiza Su obra con vasijas sucias! Necesitamos limpiezas periódicas en nuestras vidas y en nuestros corazones. En el Nuevo Testamento, es un proceso sencillo. No es algo que se realiza por medio de rituales, sino confesando nuestras faltas y creyendo que Dios las ha perdonado. Confiese usted sus pecados y después crea usted que Dios le ha limpiado, que Él le perdona a usted, que le ha restaurado a Su favor. Esto es lo que llena el corazón de gozo.
Existe todavía un tercer elemento en esto que se encuentra en el versículo 31. La gratitud siempre forma parte de la verdadera celebración, y este pueblo se sentía agradecido. ¿Sentimos nosotros el agradecimiento que debemos sentir? ¿Damos gracias todos los días a Dios por las bendiciones que disfrutamos en este momento? Hemos sido tan entrenados por los medios de comunicación a refunfuñar y a quejarnos, a insistir por algo que no tenemos, concentrándonos en eso en lugar de en todo lo que tenemos. Una de las primeras señales de un espíritu que crece y que es maduro en los cristianos jóvenes es que empiezan a dar gracias a Dios por lo que Él les ha permitido tener en sus vidas, por las oportunidades que tienen ante ellos y por las actuales bendiciones y libertades que disfrutan. Así que tenemos los elementos que forman parte de la celebración: el gozo, la pureza y la acción de gracias.
Padre, perdóname por olvidarme con tanta frecuencia de todo lo que tengo para celebrar. Enséñame a celebrar todo lo que Tú has hecho por mí con gozo, pureza y acciones de gracias.
Aplicación a la vida
¿Cómo distinguimos el gozo de la felicidad? ¿Cuáles son tres elementos que hacen posible celebrar la vida tal como Dios quiso que lo hiciésemos? ¿Reflejan sus vidas estos tres elementos?