Por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1 Juan 2:5b-6
La frase “permanecer en él” significa exactamente lo mismo que “tener comunión con él”. El Señor Jesús dejó esto perfectamente claro cuando dijo, según el evangelio de Juan: “Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (15:4). Usted puede estar en Cristo, como miembro de la viña, y que sólo aparezcan hojas. Ésa es la mera relación, pero si usted desea que su vida dé fruto, es preciso que se ponga de manifiesto esa actitud adicional que es permanecer en Él, descansando en Él, que es lo que produce resultados permanentes en la vida.
La señal de permanecer es caminar de la misma manera que caminó Cristo. Eso no significa hacer las mismas cosas que hizo Jesús; lo que quiere decir es actuar basándonos en el mismo principio sobre el cual actuó Él, a fin de reflejar la misma clase de relación con el Padre que tuvo Él. Ésa es la señal de la comunión.
¿Cuál fue el secreto del poder de nuestro Señor? Eso fue lo que hizo que Nicodemo fuese a Él de noche, intentando averiguar el secreto, si podía. Muchos otros acudieron preguntándose cuál era el secreto de Su poder. Lo asombroso es que Él no hacía más que decirles a las gentes cuál era, pero nosotros saltamos por encima de él haciendo caso omiso del mismo. Él dijo: “El Hijo del Hombre no hace estas cosas por sí mismo”. Es decir: “Yo no estoy haciendo esto; el Padre que vive en mí lo está haciendo. Yo no hablo estas palabras de mí mismo; hablo sólo lo que oigo decir mi Padre. Es el Padre el que dice las palabras; es el Padre el que las pronuncia; es el Padre el que realiza la obra. Yo soy un hombre, a disposición de él, pero él está en mí y está obrando en mí, y ése es el secreto de las cosas que hago. Yo solamente cuento con él cada momento que esté obrando y haciendo estas cosas, y él las hace” (véase Juan 14:10-11).
Ése es el gran secreto, y ésa es una de las cosas más duras de aprender para los cristianos. ¿Cómo caminó Él? Caminó teniendo una comunión total, continua e inquebrantable, y dependiendo de la actividad del Padre que habitaba en Él. Esto es algo que da la impresión de que nos cuesta enormemente aprenderlo. Con nosotros, es el Hijo de Dios que vive en nosotros, y Él ha venido con el fin de reproducir el efecto de Su muerte y el poder de Su resurrección, para vivir de nuevo Su vida en nosotros. Pero nosotros tenemos muchas dificultades con esto. Nuestra actitud es: “¡Padre, por favor, prefiero hacerlo yo mismo!”. Hemos sido criados con la idea de que nosotros poseemos la habilidad necesaria para actuar de manera significativa, pensando que Dios está esperando que nosotros debemos actuar a Su favor, y si le fallamos a Él, todo el programa se vendrá abajo, pero si logramos algo para Dios, Él debiera estar eternamente agradecido a nosotros por nuestra fidelidad.
Pero el cristiano no ha sido llamado para hacer esto. El ser cristiano significa mostrar una dependencia continua, sosegada en que Dios mora en nosotros para poder obrar siempre en nosotros, reproduciendo el valor de Su muerte y el poder de Su resurrección. Eso es el cristianismo, y es lo que significa la comunión y lo que quiere decir además permanecer en Él.
Señor, te doy gracias porque Tú provees para mí, llenándome con Tu vida misma. Te pido en oración que yo pueda entender esto más y más, y que colabore contigo en hacerlo.
Aplicación a la vida
¿Qué significa tener la vida de Cristo en nosotros? ¿Hemos comprendido esta realidad perdurable que nos demostró Jesús de manera que podamos caminar con Dios?