El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
1 Juan 4:8
En este pasaje nos encontramos cara a cara con esa tremenda declaración de las Escrituras: “Dios es amor”. Esto significa que, en el origen de todo lo que hace Dios, está el amor. Por muy difícil que nos parezca a nosotros, la fuente de la cual brota toda la actividad de Dios es este amor, mediante el cual se entrega a Sí mismo. Incluso Sus juicios, Sus condenaciones, las manifiesta con amor. El juzgar no es algo separado del amor. Si me convence usted de que un Dios santo y amoroso no puede juzgar a una persona pecadora, entonces me convencerá usted también de que Él no puede amar a una persona pecadora. Inherente en la cualidad del amor se halla el antagonismo hacia cualquier cosa que se oponga al objeto del amor. Además, inherente en él se encuentra la cualidad del juicio. Dios es un fuego purificador, que consume y quema la escoria a fin de que Él pueda preservar el oro. Incidentalmente, es así como el libro de Hebreos le describe: “nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:29). No siempre resulta fácil vivir con el amor por esta misma cualidad, a pesar de que es la cosa más maravillosa en el mundo por su calor y por el hecho de que todo lo incluye, aceptando a toda clase de personas y todas las condiciones, sin buscar el mérito por parte del objeto amado. Ése es el amor de Dios.
El Dr. H. A. Ironside acostumbraba contar acerca de una mujer que fue a verle y le dijo: ―No tengo ningún interés en la Biblia y toda su superstición cristiana; a mí me basta con saber que Dios es amor.
Él le contestó: ―¿Lo sabe usted de verdad?
Ella le dijo: ―Claro que lo sé; lo he sabido toda mi vida.
―Bien ―dijo él―, ¿cree usted que todo el mundo lo sabe?
―Oh, sí ―contestó ella―, todo el mundo sabe que Dios es amor.
―Bien ―dijo él―, ¿cree usted que una mujer en la India, que está convencida de que su religión le exige que coja a su hijo y lo tire al río como una ofrenda a los cocodrilos, tiene algún concepto o idea de que Dios es amor?
A lo que ella le contestó: ―Bueno, no, pero eso es mera superstición.
―¿Cree usted que la persona en África que se inclina ante sus ídolos de madera y de piedra, temblando de temor pensando que la puedan golpear y destruir su cosecha, quitarle sus hijos e incluso herirle a él, cree usted que tiene la menor idea de que Dios es amor? ―le preguntó.
Ella dijo: ―No, pero en todos los países civilizados sabemos que Dios es amor.
―Bueno ―dijo él―, ¿cómo sabemos eso? ¿Cómo sabemos que Dios es amor? ¿Enseñaron esto los antiguos? ¿Enseñan las otras religiones en la tierra y muestran que Dios es amor? ¿Sabe usted que el único motivo por el que sabemos que Dios es amor es porque envió a Su Hijo y se manifestó Él mismo como amor? El libro que nos habla acerca del Señor Jesucristo es el único libro en el mundo que contiene la idea que el Dios tras toda la materia creada es un Dios de amor. La creación revela Su poder, Su grandeza y Su energía, pero no hay nada en la naturaleza que diga: “Dios es amor”. La única manera que tenemos para saberlo es que Dios manifestó Su amor dando a Su Hijo.
Padre, sólo Tú eres la fuente de este amor, la única clase que cubre el anhelo del corazón del reclamante. Yo oro pidiendo que sea capaz de reconocerme a mí mismo como persona que ha sido llamada a realizar esta gran labor de ser una demostración de esta clase de amor.
Aplicación a la vida
Dios mostró Su amor enviando a Su Hijo, para que nosotros podamos vivir por medio de Él. ¿Hemos aprendido nosotros a reconocer la verdadera naturaleza del amor tal como ha sido manifestado en todas las acciones de Dios?