Pero gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.
2 Corintios 2:14
¿Qué significa todo esto? Creo que lo que quiere decir es que el mundo no estaba impresionado por el apóstol Pablo. No poseyendo ninguno de los encantos físicos o carisma personal de los actuales favoritos de los medios de comunicación, este hombre judío ordinario, indescriptible, viajó por todo el imperio romano predicando este gran mensaje. La cámara de comercio no le dio nunca la bienvenida ni le honró; ningún periodista le siguió, dando informes literales de todo lo que él estaba diciendo. Incluso en sus propios ojos no estaba haciendo nada de enorme importancia. Él mismo se sentía, como dijo, frustrado e inquieto, apoderándose de él una gran sensación de fracaso. A pesar de todas estas apariencias e incluso en el momento mismo de su frustración consigo mismo, Pablo esperaba que Dios hiciese algo por medio de él, porque Jesucristo estaba guiando a Pablo en triunfo, y su ministerio no dependía de sus propios esfuerzos débiles para hacer algo para Dios. Se estaba extendiendo un gran y ampliamente difundido testimonio de la fragancia de Jesucristo. Las personas estaban siendo liberadas, y el ministerio de Pablo era un éxito. Así que él proclama la eterna gratitud de su corazón, diciendo: “Gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús”.
Si yo no creyese en este gran principio, hubiese renunciado al pastorado muchas veces. En un tiempo tuve el privilegio de pasar una semana en una universidad y tuve el privilegio de enseñar la Palabra de Dios a 2,400 estudiantes de la universidad. Fue una oportunidad tremenda, pero cada mañana hablé con el corazón encogido, porque mi hija, que había estado luchando con su fe durante varios años, se estaba apartando más y más. A pesar de nuestras oraciones diarias, daba la impresión de que ella se estaba apartando y siguiendo más bien cosas que le hacían daño en lugar de acercarse más, de manera que su familia estaba sufriendo terriblemente. Como padre, no se puede uno enfrentar con algo como esto sin ser consciente de que es posible que yo contribuyese enormemente en lo que lo motivó. El enemigo no tarda en asaltarnos y en acusarnos. Por eso yo estaba realizando mi ministerio con un corazón encogido, por mi profunda angustia personal. Lo único que me permitió seguir adelante fue que tenía la confianza en lo que Pablo está diciendo aquí, que a pesar de la frustración personal y las tinieblas por las que estaba pasando, también estaba siendo guiado en triunfo por Jesucristo; y de mi debilidad personal surgiría una gran manifestación de la fortaleza de nuestro Señor y se extendería la fragancia de Cristo.
Señor, te doy gracias por el privilegio de haber sido llamado a un ministerio como éste, que no depende de mis recursos, de mi personalidad, de mi tiempo ni de ninguna otra cosa, sino de Tu grandeza.
Aplicación a la vida
Cuando nuestros pensamientos y nuestros sentimientos están abrumados y angustiados, haciendo que nos sintamos débiles, ¿podemos permitir que la luz y el poder del Espíritu de Cristo demuestre Su suficiencia por medio de nosotros?