Como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero llenos de vida; como castigados, pero no muertos; como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo.
2 Corintios 6:8b-10
Al viajar el apóstol Pablo por todo el imperio romano, nos enteramos por las Escrituras de que con frecuencia le acusaban de estar loco. Las personas oían su testimonio acerca de la asombrosa experiencia en el camino a Damasco. Eran testigos de su dedicación y su entrega a la vida, que le alejaron de las comodidades y de los placeres, y decían que estaba loco. De hecho, Festo, el gobernador romano, en el libro de los Hechos, le dijo a Pablo en la cara un día: “¡Estás loco, Pablo! ¡Las muchas letras te vuelven loco!” (Hechos 26:24). Pero al apóstol no pareció importarle esto.
En la actualidad nos vemos generosamente provistos de una variedad de fanáticos con la mirada dura, que se apresuran a apuntar con el dedo y están llenos de discursos apasionados. Puesto que muchos de ellos afirman ser cristianos, hace que nos preguntemos si los cristianos primitivos eran realmente así. ¿Tiene usted que ser un fanático para ser cristiano? Escuche usted la descripción del apóstol Pablo acerca de su propia vida y cómo describe su dedicación:
Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en conocimiento, en tolerancia, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero; en palabra de verdad, en poder de Dios y con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero llenos de vida. (2 Corintios 6:4-9a)
¿Es esto fanatismo? Si lo es, yo me siento como el gran predicador inglés Charles Spurgeon, que cuando alguien le dijo que la conversión de Pablo en el camino a Damasco fue realmente causada por un ataque de epilepsia, dijo: “¡Oh, bendita epilepsia! ¡Ojalá que todos los hombres en Londres pudiesen padecer epilepsia de este modo!”. Así que, si esto es fanatismo, entonces yo digo: “¡Ojalá todos nosotros fuésemos así de fanáticos!”. ¡Qué magnífica descripción de una vida que honra a Dios! ¡Qué maravilloso ejemplo tenemos ante nosotros! He aquí cómo debe ser el “ministerio de la reconciliación” cuando se realiza en toda su plenitud. Usted y yo posiblemente nos quedemos cortos de una descripción como ésta. Por lo menos, así es como yo me siento, pero, aunque no podamos igualar en grado la manera en que vivió el apóstol, todos hemos sido llamados a ser así.
Padre celestial, te doy gracias por el testimonio de este relato acerca del gran apóstol, que vivió sometido a las presiones y las calamidades de su propia época. Concédeme, por el poder del Espíritu Santo, el mismo fanatismo sensato de Pablo.
Aplicación a la vida
El seguir a Jesús es un llamamiento radical, perteneciente a la otra vida. Si fuésemos acusados de ser verdaderamente cristianos, ¿habría suficiente evidencia como para condenarnos?