Examinaos a vosotros mismos, para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos? ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros?
2 Corintios 13:5a
Cuando vivimos desobedeciendo las normas cristianas, tenemos que preguntarnos: “¿Soy un verdadero cristiano o estoy siendo falso? ¿He nacido de nuevo o estoy sencillamente fingiendo serlo?”. Aquellos de nosotros que somos cristianos deberíamos hacernos ocasionalmente esta pregunta. Es una buena idea que usted se examine a sí mismo, especialmente si hay algún mal comportamiento en su vida.
El sencillo hecho de que el apóstol pudiese hacer una pregunta como ésta indica que la posible respuesta es lo que identificaría al auténtico cristianismo. Claro que un cristiano no es sencillamente una persona que se une a una iglesia cristiana. Ni el adherirse a ciertas normas morales en su vida ni el hecho de que lea usted de una manera consistente la Biblia le hace a usted cristiano. El verdadero cristiano es alguien en el cual mora Cristo. Y la persona en la que Cristo mora podrá mostrar cierta evidencia incontrovertible de este hecho que le ha sido concedido. Pablo está sugiriendo que nos preguntemos a nosotros mismos si poseemos la prueba de que Jesucristo está vivo en nosotros.
Puede que usted esté preguntando: “¿Cómo puedo saber eso?”. La respuesta se encuentra en varios lugares en las Escrituras. Por ejemplo, las Escrituras hacen referencia a un testimonio “interior”. Pablo dice en Romanos: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (8:16). Ésa es una manera de saberlo. Hay un testimonio interior, un sentimiento, un sentir en nuestro ser producido por el Espíritu de Dios que mora en nosotros, que nos muestra que formamos parte de la gran familia de Dios.
Las Escrituras hablan también de deseos que surgen del corazón del nuevo cristiano. Primera de Pedro 2:2 dice: “y desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, ya que habéis gustado la bondad del Señor”. Una de las señales de los creyentes nacidos de nuevo es que tienen una profunda y repentina sed de la Palabra de Dios, un hambre por ser alimentados, por conocer la verdad de Dios.
Este cambio interior también producirá un cambio exterior que no es sólo subjetivo. Podemos contestar a la pregunta: “¿Está Jesucristo en usted?”, observando nuestra conducta, porque el cambio interior producirá una actitud diferente en lo que se refiere a nuestro comportamiento. Una de las cosas sorprendentes acerca de los nuevos cristianos es que comienzan a manifestar de manera invariable una actitud totalmente diferente respecto a aquellas cosas que en un tiempo pensaron que eran apropiadas. En algunas de las formas más llamativas del mal, como pueden ser las actitudes relacionadas con mentir, borracheras o robar, se encuentran de inmediato con que su actitud ha cambiado. Eso se debe a que Cristo vive en ellos, y la luz no puede tener parte con las tinieblas. Cristo no puede tener parte con Belial. Incluso nuestra actitud en lo que se refiere a nuestro egoísmo ha cambiado al darnos cuenta de lo egoístas que habíamos sido, y ahora nos resulta algo feo y desagradable a nuestros ojos, y queremos ser libres de estas cosas.
Señor, ayúdame a examinarme honestamente. Te doy gracias porque al hacerlo puedo confiar que Tu Espíritu me enseñará lo que a Ti te desagrada.
Aplicación a la vida
¿Cómo podemos saber si tenemos una fe auténtica? ¿Cuál es la evidencia de que realmente lo sabemos y otros pueden verla? ¿Qué sucede cuando nos domina la duda?