Entonces dijo a sus discípulos: "A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues,
al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies". (Mateo 9:37-38)
He visto a hombres en los negocios, hombres en el gobierno que están acostumbrados a tratar con la gente y manejar el poder,
temblar y estremecerse de emoción al darse cuenta de que Dios los ha usado para llevar a alguien a Cristo.
Esto es lo que hace tan excitante la vida del cristiano.