… de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Efesios 4:16
Siempre debemos tener en mente que somos miembros del cuerpo de Cristo. La madurez no es un asunto puramente individual; es un proceso que tiene lugar dentro de una red de relaciones. Uno de los factores que fomenta el crecimiento hacia la madurez es permitir que otros cristianos nos ministren. Unos miembros del cuerpo están diseñados para atender las necesidades de los otros; están unidos y entrelazados juntos. El diseño de Dios para la iglesia es que los cristianos se relacionen unos con otros con sinceridad, pero con amor. Al llevar a cabo este ministerio mutuo, el resultado será que las elecciones y decisiones se harán con armonía en toda la iglesia. El resultado final de esa armonía en la iglesia será que ésta será un testigo ante el mundo, y atraerá a la gente, aumentará al cuerpo en número y lo fortalecerá espiritualmente. ¡Por supuesto, esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo! Hace falta una mezcla de valentía y compasión, guiadas ambas por el Espíritu, para decir la verdad en amor. Hace falta disposición para aceptar a los otros, perdonarlos y ser pacientes con ellos, así como ceder en asuntos secundarios, para que nuestros problemas principales —nuestra unidad, nuestro amor y nuestro testimonio— no hayan de ser sacrificados nunca.
Las otras personas del cuerpo de Cristo son instrumentos escogidos por Dios. ¡No rechace a los instrumentos de Dios! Él sabe mejor que usted lo que usted necesita. Usted está donde está porque ahí es donde Dios le quiere. Él le colocó con los cristianos que le rodean, porque son la clase de gente que usted necesita y usted es la clase de persona que necesitan ellos. Puede que ellos sean bastante quisquillosos y espinosos y difíciles para convivir, y ¡puede que ellos también piensen de usted que es un cactus! Pero son lo que usted necesita en el presente, y usted es lo que ellos necesitan. Así que no se rebele por el lugar en el que Dios le ha puesto. Acéptelo, delo por bienvenido y procure relacionarse con amor sincero con los cristianos que le rodean. Mientras cada miembro del cuerpo acepte su rol en el cuerpo, ministrando al resto del cuerpo en verdad y amor, el cuerpo crecerá más saludablemente. Cada miembro del cuerpo estará haciendo lo que estaba destinado a hacer. En la medida en que los dones se usen y el amor se exprese por todo el cuerpo, una maravillosa armonía surgirá, una armonía que conduce a la madurez de todo el cuerpo y que produce un testimonio que sacará a miles de hombres y mujeres más de la oscuridad hacia la iglesia.
A veces habrá dolor, sí. Pero a través del dolor vendrá el crecimiento. A medida que avance, recuerde que día a día, hora a hora, momento a momento, el Espíritu de Dios está obrando un milagro. Los cristianos individualmente están creciendo hacia la madurez de Jesucristo. Todo el cuerpo junto está manifestando, de forma creciente, la humanidad íntegra, equilibrada, bien adaptada, y la plenitud de Jesucristo.
Padre, nos necesitamos unos a otros en el cuerpo de la iglesia. ¡Gracias por expresar la vida de Jesús a través de nosotros!
Aplicación a la vida
¿Está usted agradecido porque los cristianos que le rodean son miembros de un cuerpo con usted?