Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere, porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí, para conducir a los gentiles a la obediencia. Y lo he hecho de palabra y de obra, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Y de esta manera me esforcé en predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiera sido anunciado, para no edificar sobre fundamento ajeno.
Romanos 15:17-20
En cuanto a los principios de su ministerio, Pablo nos dice cinco cosas: Primero, a todas partes a donde fue se encontró gloriándose, o lo que es una mejor traducción: “regocijándose”. Dijo: “Me regocijo, me glorío en Cristo Jesús, en mi servicio a Dios”. ¿Por qué? Porque cuando este hombre entró en una ciudad, normalmente la encontró en la sujeción de la autoridad romana y gobernada con mano dura. Encontraba a la gente en una desesperación extendida, vacíos y deseando algo que no podían encontrar, y caídos en hábitos terriblemente degradantes, que estaban destruyendo sus hogares y la misma estructura de la sociedad. Les encontraba en el agarre de temores supersticiosos. No existía ninguna iglesia donde él iba, pero después de que había estado ahí durante un tiempo y había comenzado a predicar estos tremendos temas, la luz comenzó a surgir en la oscuridad. La gente fue cambiada; comenzaron a vivir por primera vez. Descubrieron por qué habían sido creados, y la excitación apareció en sus vidas. Así que Pablo simplemente pasó su vida regocijándose sobre lo que estaba ocurriendo. Ése es el tipo de ministerio que tenía, y nos da el secreto de ello en el versículo 18: “no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí, para conducir a los gentiles a la obediencia”. Ése es el secreto más grande que Dios ha de enseñar al hombre: que el hombre fue diseñado, no para hacer algo que haga que Dios esté contento, sino para dejar que Dios obre por medio del hombre. Dios haría la obra; eso es lo que Pablo dijo: “lo que Cristo ha hecho por medio de mí”.
La vida y el ministerio de Pablo fueron constantemente caracterizados por la demostración del poder de Dios para cambiar vidas. Entonces, observa lo extendido que fue su ministerio (v. 19): “de manera que desde Jerusalén y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo”. Jerusalén está en el este del mar Mediterráneo, en Asia. Pablo había viajado al norte y sur de esa costa, a lo que ahora llamamos Turquía, en Asia Menor, hacia arriba y a través de los Dardanelos a Europa, entonces a Macedonia y Grecia. Había ido a lo que ahora llamamos Yugoslavia (Ilírico). Y la naturaleza de su ministerio era el ser pionero (v. 20a): “Y de esta manera me esforcé en predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiera sido anunciado”. Nunca quiso construir sobre la obra de otro hombre.
Hay dos tipos de cristianos: Algunos quieren ser colonizadores, el vivir alrededor de las cortes y dejar que el alcalde se encargue de todo. Han perdido todo deseo de alcanzar a otros. Pero entonces están los pioneros como Pablo. Quieren llegar a nuevas áreas que nunca han sido adecuadamente tocadas. Creo que ésta es una característica del Espíritu de Dios. A Él le encanta impulsarnos a nuevas áreas.
Algunos de nosotros estamos orando para ser impulsados a áreas que no han sido alcanzadas y a áreas donde hay necesidad, para alcanzar a personas que nunca han sido tocadas. Deberías orar que seas capaz de alcanzar estas áreas, que algo se desarrolle que tenga el toque de Dios sobre ello. Y ésta es la gran hambre de Pablo. Hemos de alcanzar a otros con las buenas nuevas, como lo hizo Pablo.
Pido que no me olvide que aún estoy en batalla y que todavía he de ser Tu instrumento. Ayúdame a participar del espíritu del apóstol y a continuar hasta que estés listo para llamarme a casa.
Aplicación a la vida
¿Nos hemos acomodado a una autosuficiencia apática, aunque estemos rodeados de evidencia de batallas personales y batallas mundiales espirituales? ¿Qué pasos son urgentemente necesitados para ser los mensajeros de Dios, fortalecidos por Su sabiduría y por Su presencia que mora en nosotros?