Pero os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean como ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.
Romanos 15:15-16
Pensarías que una iglesia que era teológicamente culta, capaz de instruirse y aconsejarse los unos a los otros en los profundos problemas de la vida, y llenos de un espíritu de bondad y compasión, apenas necesitarían que se les dijera nada más. Sin embargo, es a ese tipo de iglesia que Pablo se dirige en su carta a los romanos. Dice que necesitan tres cosas más.
Primero, necesitaban un recordatorio con atrevimiento de la verdad. Vi a un hombre el otro día con un hilo alrededor de su dedo. El hilo era para acordarse de algo. ¡El hecho de que nos olvidamos tan fácilmente de las cosas de alguna manera está forjado en nuestra humanidad, y creo que una de las grandes evidencias de la caída del hombre es que tenemos tanta dificultad acordándonos de lo que queremos acordarnos; sin embargo, nos acordamos tan fácilmente de lo que queremos olvidar! Incluso necesitamos que se nos recuerde una y otra vez de los grandes temas del evangelio. Es por eso que, en el capítulo 12, Pablo dice: “transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2). Ésa es una razón para juntarnos cada domingo. Necesitamos renovar nuestras mentes. Necesitamos que se nos vuelva a llamar a una visión de realidad.
Viviendo en el mundo, como lo hacemos muchos de nosotros, trabajando todos los días entre aquellos que no son cristianos, es tan fácil ser absorbidos por las actitudes del mundo a nuestro alrededor. Es fácil tener la idea de que la vida está diseñada para ser un placentero picnic, que podemos trabajar hacia el día en el que podamos jubilarnos y disfrutar de la vida. Encuentro que esa actitud es prevalente entre la gente por todas partes, pero eso no es lo que dice la Biblia. La Biblia dice que estamos en medio de una batalla, una batalla a muerte contra un enemigo sagaz y astuto. Quiere desanimarnos y derrotarnos, y quiere hacernos sentir enfadados y hostiles. Sabe cómo hacerlo, y nunca se da por rendido. Esta vida no está diseñada para ser un tiempo de relajamiento. Hay momentos cuando necesitamos una recreación y vacaciones, cuando podemos tomarnos las cosas con más calma. Pero nunca ves a Pablo rindiéndose en la batalla. No puedes rendirte mientras que haya vida aquí. Así que Pablo nos dice que necesitamos ser recordados, día a día y semana a semana, que estamos en una batalla y que tenemos un enemigo astuto.
La segunda cosa que dijo el apóstol que necesitaban los cristianos en Roma era un ministerio sacerdotal. Les dijo: “No sólo necesitáis ser recordados de la verdad, sino que necesitáis un ejemplo que seguir. Necesitáis a alguien que podéis ver haciendo este tipo de cosa”. Ése es el privilegio que tienen los pastores de hacer. Son llamados de Dios, no sólo a ser un ejemplo de liderazgo, sino a ser como un sacerdote trabajando en el templo, para despertar entre la gente un sentimiento de alabanza, un sentimiento de la grandeza de Dios.
La tercera cosa que necesitaban era “que los gentiles le sean como ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”. Cada congregación necesita esto. Necesitamos obrar, orar, trabajar, aconsejar, evangelizar. Pero toda la actividad de la vida cristiana no sirve de nada si no es santificada por el Espíritu Santo, si no tiene en ella el toque de Dios, esa unción de Su viento alto y divino soplando sobre los huesos muertos y haciéndolos volver a la vida. Pablo les está recordando aquí del ministerio de la oración y la necesidad de acordarse de que Dios mismo ha de tocar algo; de otra forma está muerto e inútil. Así que Pablo llama a esta iglesia en Roma de vuelta a esta tremenda realidad. Tenían tanto, pero necesitaban esto también.
Señor, continúa recordándome de mi necesidad de estas cosas. Continúo necesitando un recordatorio con atrevimiento de la verdad, un ejemplo sacerdotal y la obra santificadora del Espíritu Santo. Gracias que estás más que dispuesto a proveerme estas cosas.
Aplicación a la vida
¿Se han desviado nuestras mentes de nuestra herencia de verdad y amor, a causa de la exposición diaria a los asuntos mundanos? ¿Nos hemos instalado en la autosuficiencia, cuando el conocimiento y la bondad son tan urgentemente necesitados?