Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
Romanos 13:1
Cuando Pablo se refiere a las autoridades gobernantes, utiliza una frase que mejor se puede traducir como “los que mandan”. No está hablando sobre los cabezas de estado; está hablando sobre todos los niveles de autoridad, incluso a la policía. Nos dice que lo que debemos pensar sobre estos oficios gubernamentales es que son, de alguna forma, traídos en existencia por Dios mismo.
A menudo oigo a la gente preguntar: “¿Qué forma de gobierno es la mejor? ¿Cuál es la que Dios quiere que tengamos?”. Nosotros los americanos quisiéramos pensar que la democracia obviamente es la forma de gobierno que Dios honra. Pero no creo que puedas establecer eso desde las Escrituras. De hecho, las Escrituras reflejan varias formas de gobierno. Así que, cuando preguntas: “¿Cuál gobierno es el mejor? ¿Una monarquía? ¿Una oligarquía? ¿Una república? ¿Una democracia?”, la respuesta de las Escrituras no es necesariamente ninguna de estas. Es lo que sea que Dios trajo a existencia. Eso es lo mejor para ese sitio y tiempo particular en la historia. Dios lo ha traído a existencia, considerando la composición de la gente, el grado de verdad y la luz que es diseminada entre ellos; Dios ha traído a existencia un tipo particular de gobierno.
Ahora, ese gobierno puede cambiar. Dios no decreta que ninguna forma de gobierno continúe para siempre. Si la gente madura hacia un entendimiento de la verdad, y la moralidad prevalece en una comunidad, la forma de gobierno quizás se vuelva a un modelo democrático. Donde la verdad desaparece, el gobierno parece ser más autocrático. Pero, de todas formas, el punto que el apóstol hace es que, cualquier forma de gobierno que encuentres, Dios está detrás de él. Jamás pienses de ningún estado o ningún gobierno como algo que en sí mismo está opuesto a Dios, porque no lo está.
La verdad no está confinada al Nuevo Testamento. En el libro de Daniel, Daniel estuvo frente a uno de los más grandes monarcas que el mundo jamás ha visto, uno de los reyes más autocráticos, y le dijo: “Él muda los tiempos y las edades, quita reyes y pone reyes” (Daniel 2:21a). Ahí está claro que Dios definitivamente tiene una mano en lo que sea que esté ocurriendo en la tierra en cualquier momento en particular. A veces tenemos la tentación, o incluso se nos enseña, a pensar de Dios como estando remoto de nuestros asuntos políticos, que está en los cielos en algún sitio teniendo una visión un tanto mórbida de nuestros asuntos humanos, luchando con nuestros asuntos políticos aquí abajo. Pero Dios no está en algún remoto monte Olimpo; está aquí mismo con nosotros, involucrado en los modelos de gobierno; y Él alza reyes y quita a otros reyes, alza a gobernantes y cambia las formas de gobierno.
Cuando Pablo escribió esta carta a estos cristianos, estaban viviendo en la ciudad capital del imperio, Roma misma. Roma en este momento había ya pasado por varias formas de gobierno. Había sido una monarquía, una república, un principado, y ahora era un imperio. Nerón acababa de empezar su reinado como quinto emperador de Roma cuando Pablo escribió esta carta. Lo que Pablo está diciendo a estos cristianos es que, sea la que sea la forma de gobierno que esté en control, han de acordarse de que Dios está detrás de ella.
Padre, gracias por estas palabras prácticas. Ayúdame a ser un buen ciudadano, confiando que Tú alzaras y quitaras a líderes para cumplir Tus propósitos.
Aplicación a la vida
No podemos confiar en que una forma particular de gobierno vaya a defender la justicia. ¿A quiénes somos responsables al final? ¿Cuál es nuestra responsabilidad hacia el gobierno que Dios permite?