Si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Romanos 5:17
El argumento de Pablo es que la transgresión de Adán permitió que el pecado reinara sobre toda la humanidad. Esto está hablando sobre más que el funeral al final de tu vida. Cierto, el funeral ocurre a causa de la transgresión de Adán, pero hay más sobre ello que eso. No sólo nos viene la muerte al final de nuestras vidas a causa de Adán, sino que reina a lo largo de nuestra vida a causa de Adán. Pablo está hablando sobre otras formas de muerte aparte del mero cese de vida.
¿Qué es la vida? El amor, el júbilo y el entusiasmo son vida. Es vitalidad, enriquecimiento, poder; es cumplimiento en cada dirección, en cada posibilidad de tu ser. Eso es la vida. La muerte es la ausencia de vida. La muerte es vacío, soledad, miseria, depresión, aburrimiento e inquietud. ¿Qué cantidad de tu vida está hecha de muerte? Mucha, ¿no es cierto? Alguna gente parece no tener nada más que muerte en sus vidas. La muerte reina a causa de la transgresión de Adán.
Pablo está diciendo que la muerte de Cristo provee tal abundante gracia y aceptación amorosa, las cuales están disponibles una y otra vez, que aquellos que están en Él pueden reinar en vida ahora. Puedes tener vida en medio de todas las presiones y circunstancias y sufrimientos y problemas. Tu espíritu puede estar vivo y feliz, experimentando realización y contento. ¡Vida en medio de la muerte! Reinamos en vida ahora. Amor, gozo, paz, gloria y alegría llenan nuestros corazones, incluso en medio de todas las angustias y presiones de la vida.
Pablo está mostrando este paralelo para que podamos ver cuánto más tenemos en Jesús de lo que jamás tuvimos en Adán. Lo que perdimos en Adán, lo volvemos a ganar en Jesús, además de mucho más. Sólo un montañista en la cumbre de una montaña puede desplazar una piedrecita que rueda y rueda y acumula a otros hasta que comienza a lanzar una avalancha que moverá toda la ladera de la montaña; así el pecado de Adán en el huerto de Edén desplazó una piedrecita que se ha convertido en una avalancha de pecado y muerte que se ha extendido a toda la humanidad. Pero, Pablo nos dice, Jesús ha lanzado otra avalancha de gracia, y en Él hay amplia oposición contra todo lo que Adán trajo.
El punto de todo esto es que Jesús es Aquel que se abre camino. Adán nos arruina a todos. Sólo Cristo nos puede liberar. El pecado y la muerte nunca perderán su asqueroso apretón sobre nosotros excepto a la orden de Jesucristo. Por lo tanto, Aquel a quien nos dirigimos es el Señor Jesús, aquel que rompió el terrible agarre de la muerte y nos dejó libres: Jesús, la cabeza de una nueva humanidad, el comienzo de una nueva humanidad. Jesús es Señor. Al verle así, descubrimos lo que dicen las Escrituras, que el bendito Señor, que irrumpió por medio de la muerte y el pecado, ha venido a vivir en nosotros, a darse a Sí mismo a nosotros, y a llenarnos con Su fuerza y Su pureza, Su sabiduría y Su poder. Todo lo que Él es está disponible para nosotros. Por lo tanto, nos regocijamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por Tu Espíritu, Padre, me regocijo en el Señor Jesucristo, porque Él ha roto las cadenas de la maldad, la muerte y el pecado que me tenían en su poder, y ha liberado mi espíritu y me ha dado la oportunidad de tomar de Él la gracia y la misericordia que necesito cada día.
Aplicación a la vida
¿Cuál es una descripción dimensional de la muerte? ¿De la vida? Al caminar por medio del valle de la sombra de la muerte, ¿estamos viviendo en la plenitud de la vida en Cristo que es nuestra herencia?