Y lo es delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fueran. Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: “Así será tu descendencia”. Y su fe no se debilitó al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció por la fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido.
Romanos 4:17b-21
Pablo nos dice aquí lo que es la fe. Primero, dice que la clave es el objeto de la fe. Abraham, Pablo dice, creyó a Dios. Dios es el objeto. La calidad de tu fe depende del objeto en el cual tu fe ha colocado su confianza. La cantidad de fe que tienes no tiene nada que ver con ello. Es por esto que Jesús nos dijo que incluso si tenemos una pequeñísima fe, como un grano de mostaza, funcionará. El objeto de tu fe es la cosa importante. ¡No es una cuestión de lo pequeña o lo grande que es tu fe; es una cuestión de lo grande que es tu Dios! Hay dos cosas sobre este Dios que ayudaron a Abraham enormemente: Primero, Él es el Dios que da vida a los muertos, el Dios que hace vivir a las cosas muertas, que toma las cosas que estaban vivas, vibrantes y llenas de vida, pero que han muerto y que se han vuelto desesperadas, y las vuelve a dar vida de nuevo; y segundo, Él es el Dios que “llama las cosas que no son, como si fueran”. Él llama a existencia las cosas que no existen. Es un Dios creativo.
Fíjate también en los obstáculos para la fe. Cuando tienes fe o eres llamado a ejercitar fe, hay obstáculos. Abraham nos enseña esto. Hay horribles obstáculos. Primero, había circunstancias imposibles. ¿Cuáles eran las circunstancias imposibles a las cuales se enfrentaba Abraham? Abraham vio las circunstancias y vio su cuerpo centenario y la esterilidad de la matriz de Sara. Tenía noventa años y nunca había tenido un bebé. Habían estado intentándolo durante años y años, y no habían tenido un bebé. Éstas eran circunstancias imposibles. Ahora, aquí está la belleza de la fe de Abraham. Pablo dice que se enfrentó a los hechos. Me encanta eso. Muchos de nosotros pensamos que la fe es evadir los hechos, el escapismo, algún tipo de idealismo soñador que nunca ve los hechos, un tipo de aventura ingenua en la cual esperas que todo vaya a funcionar. ¡Nunca es eso!
Pero también dice en el versículo 20: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios”. ¡Eso es, la promesa misma era el segundo obstáculo a la fe, porque era demasiado buena para ser verdad! Era increíble que Dios fuera a hacerle heredero de todo el mundo y darle posición frente a Dios que no se merecía. Era demasiado bueno para ser verdad, así que era un obstáculo a la fe. ¿No es interesante?
Padre, gracias por este ejemplo de Abraham. Qué tremendo ejemplo de fe es. Por el ejemplo de fe, me ha enseñado a confiar en contra de las circunstancias que me rodean, cuando tengo una promesa que se opone a ello, la promesa y un Dios que dice que hará algo y que no puede fallar.
Aplicación a la vida
Cuando nuestra fe es débil y sujeta a ataque, ¿cuáles son dos hechos sobre Dios que tranquilizarán y estabilizarán nuestra confianza en Él? ¿Necesitamos más fe, o es nuestro Dios “demasiado pequeño”?