Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad…
Efesios 6:14a
Nosotros no somos incompetentes para lidiar con el enemigo, así que no perdamos nuestro tiempo en cosas que demostraron hace mucho tiempo su incompetencia. Nosotros tenemos armas apropiadas. Tenemos la verdad. La verdad es el arma principal del cristiano. No me estoy refiriendo a la educación. Los que abordan los problemas de la sociedad esgrimen la educación como la manera más efectiva de resolverlos. La única dificultad es que los incrédulos en general (y muchos cristianos también) equiparan la educación con el conocimiento de la realidad. Pero no debemos hacer eso. La educación secular está compuesta de verdad y falsedad. El error a menudo se transmite con tanta fuerza como la verdad; por tanto, la educación frecuentemente sólo sirve para acentuar el problema. No siempre separa la paja del grano.
La gloria del cristianismo es que introduce la verdad en cualquier situación.
Revela la realidad.
Jesucristo vino a contarla tal como es
, y así lo hizo.
Hizo saber a la gente los hechos de la vida.
Desveló la realidad; desenmascaró las ilusiones y delirios bajo los que la gente se afanaba.
Rasgó los velos.
Usted puede verlo poniendo al descubierto la forma de pensar incorrecta de los fariseos y de todos los otros grupos con los que se puso en contacto, incluyendo a sus propios discípulos.
Aquí, en la Palabra de Dios, tenemos un arma poderosa, la más excelente que hay, contando las cosas tal como son.
La verdad es la especialidad del cristiano si acepta la Palabra de Dios como la verdad acerca de la vida; y si la proclama y la demuestra en su propia vida, él mismo se convierte en un arma poderosa que libera a los hombres y resuelve los males de la sociedad. No sólo con la verdad proclamada, sino también con la verdad demostrada. La debilidad de la iglesia es que a menudo ha estado demasiado satisfecha simplemente con proclamar una parte de la verdad, y nunca se ha dedicado a demostrarla. Pero un cristiano debería caracterizarse por la franqueza y la honestidad. Existe fuerza e integridad en vivir la vida con transparencia, en lugar de aparentar sin cesar poses, posturas y piedades fraudulentas. Este mundo nuestro está sobradamente provisto de artistas del engaño que nos mienten con entusiasmo y obstinación. De ahí que sea una experiencia cautivadora y refrescante encontrar una persona que sea auténtica y transparente. Esto es lo que todos los cristianos deberían ser.
Concédeme, Padre, que pueda ver el reto de la época en la que vivo y darme cuenta de que he sido particularmente llamado a enfrentarme al enemigo con la poderosa arma de Tu Palabra. Amén.
Aplicación a la vida
¿Cuáles son las armas que está usando para combatir al enemigo? ¿Cómo se armará hoy con el cinturón de la verdad?