Por tanto, que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel.
1 Corintios 4:1-2
¿Cómo sabe usted que la Biblia es la Palabra de Dios? Hay muchas formas legítimas de abordar la contestación a esta pregunta. Pero, la que para mí es la prueba más convincente de que este libro es la revelación de Dios acerca de la auténtica realidad, de la verdad última, es el hecho de que aquí, en este libro, encuentro reveladas ciertas verdades de la vida que son esenciales para mí para ser capaz de vivir la vida como estaba destinada a ser vivida. Yo no encuentro esto en ningún otro sitio.
Son ciertos elementos esenciales que debo saber si he de gestionar la vida adecuadamente.
Estos son los que señalan a este libro como el libro de Dios sobre la vida.
En 1ª de Corintios 4:1, el apóstol los llama los misterios que Dios nos ha revelado
.
Lo que me fascina es el hecho de que a nosotros —plomeros, carpinteros, doctores, banqueros, amas de casa, obreros y trabajadores de la construcción— se nos han encomendado los misterios de Dios.
Somos administradores de los misterios de Dios.
Se nos dan de modo que podamos entenderlos y empecemos a vivir de acuerdo con ellos nosotros mismos, y luego, por medio de esa demostración, impartirlos a los que están a nuestro alrededor.
Estoy impactado por cuán pocos de los nuestros tienen el hábito de estudiar la Biblia personalmente. A todos nos encanta ir a la iglesia y escuchar la verdad que se explica. Pero muchos sólo van y se lo tragan todo y nunca van más allá de eso. Usted nunca será un administrador fiel de los misterios de Dios de esa manera. Nunca será capaz de mostrar estos secretos en su propia vida hasta que personalmente empiece a profundizar en las Escrituras. Sólo cuando usted comience a seguir estas directrices y empiece a trasladarlas a su propia situación, estas verdades empezarán a estar vivas, y la comunidad comenzará a notar que aquí, de verdad, hay personas que han aprendido a vivir de un modo totalmente diferente. Sólo así podremos convertirnos en administradores fieles de los misterios de Dios.
La demostración definitiva es la que tiene lugar bajando a la sangre, sudor y lágrimas del mercado, el hogar, la escuela o dondequiera que estemos. Esto es lo que me hace saber que las Escrituras son la Palabra de Dios. Ellas resuelven los problemas de la vida. Pregúntese a sí mismo en qué medida es un administrador leal de estos grandes secretos. Estos son riquezas que Dios nos ha confiado para divulgarlas a los demás a través de nuestras vidas.
Padre, perdóname por descuidar Tu Palabra. ¡Qué fantástico tesoro de conocimiento hay en estas páginas! Ayúdame a dedicarme a él. Amén.
Aplicación a la vida
¿En qué área de mi vida necesito las Escrituras, con el fin de llevar la vida adecuadamente? ¿Dónde estoy contando con mi propia sabiduría en lugar de la Suya?