¿Qué discutís?, ¿porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No recordáis?
Marcos 8:17b-18
En esta serie de preguntas, nuestro Señor les está sugiriendo a ellos, y a nosotros, lo que hacer cuando nos sentimos aplanados. Un joven vino a verme y me dijo: “Soy graduado de una facultad bíblica. He sido cristiano desde hace una serie de años, pero tengo que decirle que me siento aplanado y tan vacío. He perdido todo interés en lo que está haciendo Dios y sencillamente no tengo ningún deseo de seguir participando en un estudio de la Biblia. ¿Qué debo hacer?”. Yo acababa de estudiar este pasaje, de modo que hice lo que nuestro Señor sugiere en este pasaje sin decirle a este joven lo que estaba haciendo.
Lo primero que el Señor sugiere es usar la mente: “¿No entendéis ni comprendéis?”. Deténgase usted y piense dónde está usted, lo que le está pasando y por qué le ha pasado.
Analícelo usted; lea lo que dice la Biblia al respecto; para eso es la mente. Estudie usted la revelación de Dios para su vida; use su mente.
En segundo lugar Él pregunta: “¿Aún tenéis endurecido vuestro corazon?”. Es decir, analice usted el estado de su corazón. ¿Se siente embotado, o responde usted? ¿Se ha olvidado usted de la verdad? Porque si el corazón no responde a lo que la mente ha entendido, es porque no lo ha creído en realidad. Puede que mentalmente haya usted reconocido que es verdad, pero no ha actuado conforme a ello. Usted no cree realmente que Dios va a hacer lo que ha dicho que va a hacer. Esto es algo que siempre revela un corazón insensible, que no reacciona. La verdad siempre nos conmueve cuando la creemos. Siempre nos impresiona y nos emociona. Y si no estamos emocionados, es porque la mente lo ha entendido pero el corazón no.
Jesús continúa, diciendo: “¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?”. Jesús dijo estas palabras una y otra vez a las personas a las que enseñó y cada vez quiso decir lo mismo. No mire usted los acontecimientos que está viendo y piense que eso es todo lo que hay. Esto es un paralelo de algo mucho más profundo y más importante respecto a su espíritu. Al ser estos hombres alimentados con los panes y los peces, Él les estaba diciendo a ellos: “No penséis en esto sencillamente como una manera de conseguir una comida buena, rápida y gratuita. Recordad que os estoy diciendo que tenéis una necesidad mucho más profunda, una necesidad más apremiante, que necesita también ser alimentada diariamente”.
Y finalmente: “¿No recordáis?”. ¿No le ha enseñado Dios cosas en el pasado por medio de sus circunstancias? ¿No le ha guiado Él en los acontecimientos que le han hecho a usted entender algo acerca de su vida? ¿Acaso no se acuerda usted las veces que dijo cosas semejantes a éstas en el pasado? Recuérdelas ahora y reconozca que está usted en las manos de un Padre amoroso que le ha colocado justo donde está para enseñarle una verdad muy necesaria.
Padre, perdóname por la apatía de mi corazón. Ayúdame a entregarme todos los días a Aquel que es el Pan enviado desde el cielo.
Aplicación a la vida
Es posible que vivamos tiempo de letargo espiritual, pero no tenemos necesidad de conformarnos con ese estado mental y de corazón. Hay cuatro maneras de ayuda para combatirlo y ser espiritualmente restaurados.