Comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del hombre padecer mucho, ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, ser muerto y resucitar después de tres días.
Marcos 8:31
El cristianismo sin la cruz no es cristianismo ni mucho menos, sino un sustituto gastado y baboso. La palabra de la cruz es la que la hace cristiana. ¿Qué significa? Tres elementos, que se destacarán al continuar nuestro estudio en Marcos.
Primero, significa el final de lo natural, el final de lo que llamamos “autosuficiencia”. ¡Ésta es la filosofía de nuestro tiempo y la manera de despreciar el mundo este mensaje con la intención de eliminarlo! ¡No es sólo que el mundo no lo entiende, sino que lo desprecia literalmente! Todo aquel que lo predica está considerado como si estuviese predicando tonterías. Como cristianos hemos sido llamados a bien creer en nuestro Señor o a escuchar a las voces que susurran en nuestros oídos, lo uno o lo otro. ¿Cuál de ellos es verdad? La palabra de la cruz significa el fin de nuestra confianza en nosotros mismos, y eso es algo que no nos gusta porque significa destruir nuestra vida natural. Nada de lo que tenemos por el hecho de haber nacido vale jamás la pena o es aceptable a los ojos de Dios. La cruz destruye a las personas. No las mejora, no hace que sean mejor en ninguna manera; las destruye.
Es más, el segundo elemento incluye el dolor y el sufrimiento. Siempre es así, porque no nos gusta ser eliminados. ¿Quién de nosotros, si se le permitiese escoger el programa mediante el cual servir a Dios, incluiría alguna vez la derrota, el desastre, la desesperación, la decepción, la desilusión y la muerte? Pero estos son los elementos que Dios encuentra totalmente esenciales para llevar a cabo Su plan para nosotros. ¿Dificultad y peligro? Sí, los incluimos. Desafían a la carne y dan la impresión de ser algo cuando las vence. ¿Pero la derrota? ¡Nunca! ¿El deshonor? ¡Nunca! ¿El desastre? ¿La decepción? ¡No! ¿La muerte? ¡Inconcebible! Pero son las cosas que Dios escoge.
El tercer elemento del camino de la cruz es que lleva a la resurrección. ¿No es extraño que parece que los discípulos no escucharon a Jesús cada vez que habló acerca de la cruz? Dijo que después de tres días resucitaría de nuevo. Parece que ellos se sintieron paralizados por la cruz, sin poder pasar jamás de ella. La rechazaron, se negaron a escuchar acerca de ella y nunca entendieron lo que significaría el glorioso acontecimiento de la resurrección, hasta el momento en que sucedió. Pero el camino de la cruz siempre lleva a una resurrección, a un nuevo principio, en términos diferentes. Lleva a la libertad, a ser libres de la catástrofe natural y del desastre, a que nuestro espíritu esté en paz y descansado, a pesar de lo que está sucediendo a su cuerpo o a su persona. Esto es lo que realmente quieren las personas. ¡Cómo anhelamos y soñamos con ser libres, adecuados, capaces de enfrentarnos con la vida, pudiendo manejar la vida, sin sentirnos angustiados en nuestros corazones!
Padre, te pido que Tú me ayudes a entender que Jesús está en los sufrimientos, en las decepciones, en los desastres; que Él me está guiando, que me está haciendo libre de todo aquello que me está encadenando, de toda mi autosuficiencia, de todo mi deseo de ser exaltado, de creerme ser alguien.
Aplicación a la vida
Teniendo en cuenta que la cruz y la resurrección del Señor Jesús son los pilares que son el fundamento del cristianismo, ¿no comprendemos nosotros y valoramos su profundo efecto sobre nuestras vidas diarias?