Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás.
Marcos 15:15a
Todos los escritores de los evangelios nos hablan acerca de Barrabás, que fue un revolucionario sanguinario, astuto y sanguinolento, que era un asesino. Lo interesante acerca de él es su nombre, que significa “hijo del padre”. Y como una enorme coincidencia histórica, de lo más dramática, según algunos de los antiguos manuscritos, existe cierta evidencia según la cual es probable que su nombre fuese Jesús Barrabás: Jesús el hijo del padre. Yo no sé cómo podemos leer y entender esto sin ser conscientes de que esto es de nuevo Dios guiando silenciosamente los acontecimientos tras la escena, sacando las cosas a la luz que de otro modo nunca se habría sabido. Esta multitud se enfrenta con tener que escoger entre Jesús el hijo del padre, que gobierna por la fuerza y se gana la vida gracias a su ingenio, y Jesús, el Hijo del Padre, que gobierna con amor y está dispuesto a sacrificarse a Sí mismo.
¿Por qué escogieron a Barrabás? La respuesta parece ser que se sentían decepcionados con Jesús. Ésta era la multitud que, justo unos cuantos días antes, le había dado la bienvenida a Jerusalén. La ciudad estaba llena de personas a las que Jesús había sanado. Los ojos de los ciegos habían sido abiertos, los sordos oían y los cojos andaban. Él había despertado en las gentes la esperanza, el deseo ardiente de que éste era verdaderamente el Mesías que había venido a librarles del yugo de Roma. Todas las ideas de ellos respecto al mesianismo giraban en torno al pensamiento de que Él sería el que les libertaría de la odiada esclavitud de Roma. Ahora bien, cuando le vieron impotente ante el gobernador romano, vieron que era aparentemente reacio o incapaz de presentar ninguna defensa o hacer algo contra los romanos, toda la lealtad hacia Él se derrumbó. Dominados por la ira y la decepción, se volvieron y escogieron a Jesús el hijo del padre, que vivía por la fuerza, Barrabás el asesino.
También nosotros nos enfrentamos con la misma decisión que estos judíos tuvieron que tomar entre Barrabás y Jesús. ¿Se ha sentido usted alguna vez decepcionado con Jesús, decepcionado con Dios? ¿Ha esperado usted que Él actuase de una cierta manera, debido a lo que había entendido usted acerca de Él, Su vida y Su naturaleza, pero Él no hizo las cosas cómo usted creyó que las haría? Yo me he puesto furioso y me he sentido decepcionado con Dios. Me he sentido casi convencido de que no vivió conforme a Su promesa, porque yo estaba seguro de lo que Él iba a hacer, y Dios me decepcionó. Mi corazón estaba lleno de ira por el hecho de que Dios actuase de esa manera, a pesar del hecho de que Dios nos había dicho a todos una y otra vez: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos”, dice Jehová. “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). No somos capaces de interpretar a Dios, y Él será fiel a Sí mismo. Él no mentirá jamás; nunca nos engañará; pero Él es más de lo que nosotros podemos manejar. Él es mayor de lo que somos nosotros, y al igual que esta multitud, cuando nos sentimos furiosos con Dios y molestos con Jesús, y nos apartamos de Él, hay siempre otro Jesús Barrabás esperando a que le sigamos.
Señor, me doy cuenta que me estoy enfrentando con la vida todo el tiempo, teniendo que tomar decisiones y escoger entre Barrabás y Cristo. Concédeme que escoja al Señor Jesús, ante quien toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios el Padre.
Aplicación a la vida
¿Qué pensamos de Jesús cuando nuestras circunstancias no concuerdan con nuestras expectativas? ¿Hace eso que nos sintamos decepcionados con Él? En ese caso, ¿a quién acudiremos?