Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: ―Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la Ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos ni observen las costumbres.
Hechos 21:20-21
Muchos han leído esto incorrectamente y han concluido que Pablo dejó de lado a Moisés y la Ley, que de hecho rechazó la circuncisión como que no era de ningún valor. El cargo era falso. Pablo nunca le enseñó a un judío que debiera abandonar a Moisés o a no circuncidar a sus hijos. Lo que sí enseñó fuertemente era que los gentiles no debían ser sujetos a estas provisiones judías. No permitiría que vinieran bajo la ley judía, e insistió que no tenían que seguir ninguna de estas provisiones judías. Pero no dejó de lado el ritual para los judíos.
Más bien, les mostró que esto era todo simbólico y estaba apuntando hacia Cristo. Los mismos rituales que estaban llevando a cabo y los sacrificios que estaban ofreciendo, todos ellos les estaban relatando acerca de Jesús. La venida de Jesús había cumplido y llenado la imagen que el Antiguo Testamento había descrito. Por lo tanto, en el mismo proceso de llevarlos a cabo, los judíos se estaban volviendo a relatar la venida del Señor Jesús.
Estas observancias eran muy parecidas a lo que la comunión es para nosotros hoy en día. Cuando comulgamos, estamos tratando con símbolos. Hay un sentido en el que esos símbolos nos están contando de nuevo la historia de la vida y la muerte y la resurrección de Jesús. El hacer esto no nos hace mejores, pero nos refresca la memoria. Ésta era la función de los rituales judíos. Eran recordatorios de lo que había venido a hacer el Señor Jesús. A lo largo de todo el libro de Hechos vemos a cristianos judíos yendo al templo y ofreciendo sacrificios, tal y como lo había hecho el Señor. No había ninguna indicación de que debieran dejar de hacerlo, o que estaba mal que lo hicieran. Hasta que Dios removió los sacrificios estaban permitidos esta forma de expresión. Los sacrificios terminaron cuando el templo fue finalmente destruido en el año 70 d.C., cuando las palabras de Jesús fueron cumplidas y los ejércitos romanos vinieron y asediaron la ciudad (Mateo 24:6 sgtes). La ciudad fue tomada, y los judíos fueron llevados cautivos, exactamente como el Señor Jesús dijo. Pero eso todavía estaba varios años posteriores a este punto en la historia.
La práctica de Pablo era que cuando estaba con los judíos, se volvió judío; cuando estaba con los gentiles, se volvió gentil; y cuando estaba con los débiles, se limitó a sí mismo y se volvió tan débil como ellos, para que pudiera alcanzarlos a su nivel. Estaba simplemente declarando de nuevo la libertad que tenía en Cristo. Era libre, libre de vivir como un gentil entre los gentiles, libre para vivir como un judío entre los judíos, libre de la ley, pero también libre de observar la ley, si había ciertas ventajas que podía ganar al hacerlo.
Gracias, Padre, por la libertad que me das para volverme todas las cosas a todos, para que más puedan ser ganados para Ti. Dame la sabiduría al buscar practicar esto con aquellos a mi alrededor.
Aplicación a la vida
El aprender a distinguir los principios entre la ley y la gracia nos libertará para demostrarlos discretamente a otros. ¿Estamos dedicados a aprender estas verdades, para que podamos libre y responsablemente aplicarlos a nuestras relaciones?