Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico —bajo el cual recibió el pueblo la Ley—, ¿qué necesidad habría aún de que se levantara otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuera llamado según el orden de Aarón?, pues cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. Porque sabido es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. Y esto es aun más evidente si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley meramente humana, sino según el poder de una vida indestructible.
Hebreos 7:11-16
Una cosa claramente marcó el hecho de que el antiguo sacerdocio ya no era aceptable como ayuda al hombre. Fue la aparición de un nuevo sacerdote con una dirección distinta y un linaje distinto. Si el antiguo sacerdocio se fue, la Ley también tenía que irse. Este nuevo sacerdote tenía una dirección bastante distinta; venía de la tribu de Judá en vez de la tribu de Leví. Judá no era una tribu sacerdotal para nada, sino una tribu real. El nuevo sacerdote era un rey. Si Dios reconoce a Cristo como sacerdote, entonces la Ley, que era parte del antiguo sacerdocio, había sido dejada de lado.
Así mismo, el nuevo sacerdote tiene un linaje distinto. No le era necesario trazar su genealogía a Abraham. No, como sacerdote, no tiene genealogía; ministra en el poder de una vida interminable. No tenía comienzo ni final. Por lo tanto, la Ley, que es sólo temporal, debe irse. Tenía una debilidad inherente que no podía suplir lo que le faltaba a la carne en su fragilidad. Cada sacerdote, cada psiquiatra, cada consejero, se dé cuenta de ello o no, está continuamente obrando con la Ley. ¿Cómo? Al buscar relacionar a la gente con la realidad. Eso es lo que es la Ley: la revelación de realidad. Es la forma en la que son las cosas. Cualquier consejero informado intenta ayudar a la gente que viene a verle a ver las cosas como son, pero a veces ésa es una ayuda muy difícil de dar.
Bajo el antiguo orden, un hombre llevaría un sacrificio al sacerdote, y el sacerdote lo ofrecería, así que por el momento, por lo menos, removería la culpa del acto. Aunque el problema permanecía, la culpa de ello era removida. Eso es lo que hace el consejero moderno. Intenta disipar la culpa al ayudar a su cliente a ver su problema en una luz distinta. Si es un consejero cristiano, para ayudarle a ver que Dios ya le ha perdonado en Cristo y, por tanto, remover la culpa. Pero el problema esencialmente permanece, si el resolver la culpa es todo lo que se hace. El psiquiatra quizás pueda reorganizar el problema para que no sea tan irritante a otros, pero el problema permanece. Como lo dice C. S. Lewis: “Ninguna reorganización de malos huevos hará una buena tortilla”.
El conocimiento propio es el final de la línea en cuanto a lo lejos que puede llegar el consejero humano. ¿Pero qué hay más allá de eso? ¡Si no vas más allá, finalmente, desesperación! Esto es lo que refleja Pablo en Romanos 7:24: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”. Es ahí donde se presenta esta palabra de Hebreos. Hay un Sacerdote que puede ir más allá: “Lo que era imposible para la Ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne, para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:3-4). Aquello que es sin valor, débil e inútil ha sido dejado de lado, y una nueva esperanza ha sido introducida, que nos trae cerca de Dios.
Gracias, Padre, que lo que no podía hacer por mí mismo, y lo que ningún consejero o sacerdote podía hacer por mí, Tú lo has conseguido por medio de Tu Hijo.
Aplicación a la vida
¿Qué debilidades inherentes en la Ley levítica son cumplidas por el sacerdocio de Jesús? ¿Cómo podemos movernos más allá de la futilidad del mero conocimiento propio a la resolución de conflicto interno? ¿Somos guiados a la procesión triunfal de Jesucristo, tanto Sacerdote como Rey?