¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: “Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”, ni tampoco: “Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí”?
Hebreos 1:5
El escritor de Hebreos está ahora comparando a Jesús con los ángeles. En el mundo antiguo los ángeles eran algo extraordinario. En muchos de los antiguos ritos religiosos los veneraban. Los ángeles son los semidioses del panteón romano y griego. Por lo tanto, esta carta fue escrita a gente que tenía un interés particular en ángeles. Este tema quizás no nos interese tanto hoy en día como lo hizo entonces, pero todavía tiene una tremenda revelación de la persona de Cristo.
El Señor Jesús, dice el escritor, tiene un nombre mayor que los ángeles, en primer lugar, a causa de Su relación: el contraste entre un Hijo y un sirviente. Los ángeles son sirvientes, pero Cristo es el Hijo.
Una vez visité un rancho como el invitado de un hombre contratado en ese rancho. Cuando llegamos a la propiedad, tuvimos que conducir alrededor de la casa grande e ir a la barraca en la parte trasera. Me quedé con él ahí en la barraca, y nunca, ni una sola vez, entré en la casa grande con él. Había unos bellos caballos alazanes en el pasto, y le sugerí que los montáramos. Él dijo: “Oh no, no se me permite montar a esos caballos”. Así que tuvimos que montar a unos caballos sarnosos y llenos de pulgas al pasto. Unas pocas semanas después conocí al hijo de la casa, y me invitó al rancho. Cuando salí con él, fue totalmente distinto. Entramos directamente a la casa grande, y se encargó de todo, como lo hacen todos los adolescentes. Después de una lujosa comida, salimos y montamos a los caballos alazanes por todo el prado. ¡Qué bien nos lo pasamos!
Ésa es la diferencia entre un hijo y un sirviente, y ésa es la diferencia entre Cristo y cualquier ángel. Él es mayor a causa de Su relación, por ser un Hijo. La sangre siempre tira más.
Como lo mostró C. S. Lewis, lo que hacemos con nuestras manos siempre es algo diferente de lo que somos, pero lo que engendramos con nuestros cuerpos siempre nos es la cosa más querida en el mundo porque es parte de nosotros. Así que, los ángeles fueron hechos; el Hijo fue engendrado. Lo que engendramos tiene la misma naturaleza que nosotros tenemos; lo que hacemos siempre es distinto. Los ángeles, siendo hechos, no pueden tener la misma relación que el Hijo, que fue engendrado.
He aquí la contestación final a las sectas. Tanto el mormonismo como los testigos de Jehová enseñan que Jesucristo no era nada más que un ángel, el mayor ángel creado. Le identifican con Miguel, el arcángel. Pero este pasaje en Hebreos derriba totalmente esa teoría, ya que Cristo es un Hijo y no un ángel. ¿A qué ángel dijo Dios jamás: “Tú eres mi Hijo”?
Nuestro Padre, las declaraciones del Señor Jesús son incomparables; nunca pueden ser superadas. Te pido, por lo tanto, que me pueda enfrentar a esto y darme cuenta de que no hay forma de resolver los problemas de la vida humana excepto resolverlos por medio de una relación con Él.
Aplicación a la vida
¿Ocupa el Señor Jesucristo Su lugar justo y exclusivo como Dios en nuestros pensamientos, palabras y hechos? ¿Estamos guardándonos en contra del panteón mundano de falsos dioses mientras nos deleitamos en nuestra rica herencia en Cristo?