No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Filipenses 3:12
Pablo dice que éste es el gran motivo de su vida. No se está refiriendo a la resurrección, se está refiriendo al versículo 10: “No que haya agotado las riquezas de conocer a Cristo. No que ya sepa todo el poder de su resurrección, o que haya sido perfeccionado para que ya no necesite la hermandad de sus padecimientos. No, pero prosigo para tomar posesión de aquello por lo cual Cristo Jesús ha tomado posesión de mí”. Lo que literalmente dice, como dice la traducción Phillips, es: “asiendo todavía más firmemente ese propósito por el cual Cristo me ase a mí, tomando posesión de aquello por lo que él tomó posesión de mí”.
Éste era el poderoso motivo de Pablo, para lograr todo aquello que Cristo deseaba cuando tomó posesión de él en el camino a Damasco. Pablo está diciendo: “Quiero tomar posesión de él, que él pueda usar mi vida como un instrumento para tomar posesión de todo lo que tenía pensado cuando me detuvo en el camino a Damasco, esperando que pudiera cumplir el propósito de su venida y que todos podamos estar juntos en la resurrección de los muertos”. ¿Te acuerdas de lo que le dijo el Señor a Ananías en el día en el que Saulo de Tarso fue arrojado al polvo en el camino a Damasco y le mandó a Ananías para que lo bautizara? Ananías no quería ir, porque tenía miedo de este perseguidor de la iglesia, y el Señor le dijo a Ananías: “Ve, porque instrumento escogido me es éste para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel, porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre” (Hechos 9:15-16). Pablo dice: “Lo que me motiva en todo lo que hago es que pueda plenamente tomar posesión de eso; que me pueda dar a mí mismo a él, para que pueda tomar posesión de Cristo, para que él pueda tomar posesión de mí para todo lo que tenía pensado cuando me salvó”.
Esto es vivir de forma adecuada. Lo era en el primer siglo. Lo es en el siglo presente. ¿En qué consiste? Primero de todo, en un propósito para vivir, una razón para existir. ¿Por qué estás existiendo? ¿Para qué estás aquí? ¿Has descubierto para qué ha tomado Dios posesión de ti? ¿Esa parte de Su obra que tiene en mente para ti, para lo cual ha tomado posesión de ti? ¿Y en poder por el cual poder vivirlo, el poder de Su vida que mora en ti? ¿Y una plataforma firme de moralidad que puede pasar cualquier examen? Eso es el vivir de forma adecuada. Que Dios conceda que descubramos eso.
Señor, siento cuánto se adentró Pablo en lo que yo todavía no he descubierto. Sálvame de la locura que dice que esto está muy bien para él pero que yo nunca podré lograrlo. Enséñame a saber que Cristo en mí puede ser todo lo que fue en Pablo.
Aplicación a la vida
“¿Quién soy yo?” “¿Por qué estoy aquí?” También quizás podamos preguntar: “¿A quién le pertenezco?”. ¿Respondemos con Pablo: “Cristo Jesús ha tomado posesión de mí”? ¿Proseguimos a tomar posesión de Él y de Su propósito para nuestras vidas?