“... y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
Efesios 6:17
En este versículo, “la palabra de Dios” no se refiere a la Biblia completa. Hay dos palabras que se usan en las Escrituras para “la palabra de Dios”. Una es la palabra familiar logos, que se usa en el primer versículo del evangelio de Juan: “En el principio era el Verbo (Logos), el Verbo (Logos) estaba con Dios y el Verbo (Logos) era Dios" (Juan 1:1). Después tenemos otra palabra, rhema, que es distinto en su significado. Logos se refiere a todo lo que Dios ha declarado, la declaración total de lo que ha dicho Dios. Rhema se refiere a un dicho concreto de Dios, a un pasaje o un versículo que tiene una aplicación especial a una situación inmediata; para usar un término moderno, es la Palabra de Dios aplicada a la experiencia, a nuestra existencia.
Rhema es la palabra que se usa aquí. La “espada del Espíritu” es el dicho de Dios aplicado a una situación concreta. Ésta es la gran arma puesta en las manos del creyente. Tal vez todos nosotros hemos tenido cierta experiencia en lo que se refiere a esto. Todos hemos leído pasajes de las Escrituras en las que de repente las palabras dan la impresión de cobrar vida, como si tuviesen carne y huesos, como si saltasen de la página a nosotros o como si les saliesen ojos que nos siguiesen por todas partes que fuésemos. Tal vez hayamos experimentado esto en algún momento de tentación o de duda, al vernos asaltados por lo que Pablo llama “los dardos de fuego del maligno” (v. 16). Pero ha sido contestado de inmediato por un pasaje de las Escrituras que nos vino a la mente, algo en lo que no habíamos pensado ni mucho menos, pero que suplió la respuesta que necesitábamos. Es por ello que a esto se le llama “la espada del Espíritu”, debido a que no sólo es algo originado por Él como el autor de la Palabra, sino que es el Espíritu el que hace que nuestra mente se acuerde de ello y hace que sea poderoso en nuestras vidas. Es Su respuesta al ataque del demonio, que viene a desanimarnos, a derrotarnos, a atraernos, a engañarnos o a seducirnos de alguna otra manera.
Pensando acerca de cosas que han sucedido en mi vida en el pasado, soy consciente de muchas veces en las que esta espada del Espíritu me ha salvado de error y del engaño de una manera u otra. Siendo yo un cristiano joven, me sentí muchas veces detenido a punto de desobedecer, cuando alguna tentación me pareció muy lógica, tan ampliamente practicada que me sentí atraído por ella. Con frecuencia me detuve, gracias a una palabra que había memorizado siendo un cristiano joven y que me ha sido recordada en muchas ocasiones desde entonces. Se encuentra en el libro de Proverbios: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia” (Proverbios 3:5).
Cuanto más nos expongamos a las Escrituras, tanto más el Espíritu puede usar esta poderosa espada en nuestras vidas. Si usted nunca lee o estudia la Biblia, está usted enormemente expuesto a la derrota y a la desesperación. No tiene usted defensa alguna; no tiene nada que utilizar en contra de estas fuerzas que están obrando. Por lo tanto, lea usted su Biblia con regularidad. El cristiano que es negligente en lo que se refiere a la lectura de las Escrituras está siendo desobediente a la voluntad del Señor. ¿Y cuál es la responsabilidad del cristiano cuando el Espíritu coloca una de estas palabras en su mente en alguna ocasión apropiada? El apóstol dice: “¡Tómala! ¡Préstele atención! ¡Obedézcala! No la rechace usted; tómesela en serio. El Espíritu de Dios la ha traído a su mente con algún propósito, y, por lo tanto, préstele usted atención y obedézcala”.
Padre, qué significado tan práctico tiene conocer Tu Palabra. Ayúdame a tomarla en serio y a usar esta gran armadura que me ha sido dada en Cristo.
Aplicación a la vida
¿Cuál es el significado práctico y urgente de conocer la Palabra de Dios? ¿Cuál es la metáfora que usa el apóstol Pablo para enfatizar su poder al vernos envueltos en una lucha espiritual?