Todas las cosas hacen que nos sintamos fatigados, más de lo que el hombre puede expresar. Nunca se sacia el ojo de ver ni el oído de oír.
Eclesiastés 1:8
La tesis de Salomón en este sentido es que todas las cosas producen inquietud. Él observó el hecho de que existe una inquietud inherente en todas las cosas. De hecho, es algo tan extendido que es imposible que nadie pueda describir toda la inquietud en la vida.
Salomón tuvo dos pruebas de esto. Primero, el deseo humano no queda nunca satisfecho: “Nunca se sacia el ojo de ver”. Cuando la madre de mi esposa tenía noventa y cinco años, no era más que como una cáscara de una persona, pero su mente seguía siendo aguda y muy clara. Un día estaba en nuestra casa, y alguien mencionó un lugar lejano. Ella dijo de inmediato: “Cuánto me gustaría ver eso”. A pesar de sus años, sus ojos no se habían cansado de ver, sino que había un deseo de ver otros lugares, otros ámbitos, otras costumbres. El ojo no está nunca satisfecho.
Ni tampoco el oído está satisfecho con lo que ya ha oído. Estamos siempre alertas con alguna nueva idea o algo nuevo que ha sucedido. Es por eso que los programas nuevos son siempre populares. La televisión, la radio y los periódicos son todos medios de comunicación que se dedican a satisfacer el ansia por enterarse de algo. Algún cotilleo malsano acerca de una estrella de Hollywood vende miles de revistas y periódicos. Alguna nueva manera de obtener un beneficio resulta siempre atractiva. El argumento del Buscador es que el oído no se cansa jamás porque el deseo humano no queda nunca satisfecho, sino que es una consecuencia de la inquietud que forma parte de la vida.
Pero en segundo lugar, dice, aunque realmente sintamos deseos de ver o de escuchar algo nuevo, no aparece nunca nada nuevo. La vida es una repetición de lo que ha sucedido antes; es algo viejo que se escucha una y otra vez. También esto es el resultado de la inquietud que forma parte de la vida. Aunque a nosotros pueda darnos la impresión de que existe algo nuevo, de hecho no hay nada nuevo bajo el sol.
De manera que nos preguntamos: ¿Es de esto de lo que se trata la vida? ¿Es tan sólo una búsqueda inútil de algo que nunca satisface? ¿Acaso no es posible abrirse paso, con el fin de encontrar algo que pueda continuamente satisfacer el corazón humano, que cause un interminable sentimiento de placer, de satisfacción y de gozo? Ésa es la búsqueda.
Señor, mi corazón está inquieto y lo estará hasta que encuentre descanso en Ti. ¡Te doy gracias que en Ti todas las cosas son hechas nuevas!
Aplicación a la vida
¿Vamos de compras hasta que caemos reventados, esperando siempre que el comprar sea la satisfacción definitiva? ¿Es la vida tan sólo la búsqueda vacía de cosas que nunca satisfacen totalmente nuestros más profundos deseos?