Si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.
2 Corintios 3:11
El contraste está claro: el antiguo pacto produce algo que perece, pero el nuevo produce algo permanente. Cuando Moisés bajó de la montaña con la cara resplandeciente, descubrió que la gloria se desvanecía. Más o menos pronto desapareció completamente, para no ser recobrada jamás. Pero la gloria de la faz de Jesús nunca cambia. Aquellos que esperan que obre a través de ellos, respondiendo a las exigencias que la vida normal les hace, experimentarán resultados eternos. Nunca se desvanecerán ni perderán su valor. Son un tesoro acumulado en el cielo, no sobre la tierra.
Una vez más, Pablo nos recuerda el atractivo que acompaña a la dependencia de la carne.
Retar a la gente a que confíe en sus recursos y habilidades naturales a menudo puede desatar una tremenda ola de excitación y entusiasmo.
Todo el mundo se va a casa diciendo: ¡Vaya, qué reunión tan tremenda!
No puedo esperar a empezar con este nuevo programa.
Este año lo vamos a lograr
.
Pero todo líder con experiencia sabe lo que ocurrirá.
Pronto el entusiasmo comenzará a decaer (¡puede que ni dure hasta la mañana siguiente!).
Los que luego van a cosechar algunas de las promesas hechas encontrarán que la gente se ha vuelto desganada y apática.
Al año siguiente habrá que hacerlo todo otra vez, con nuevos enfoques y presentaciones más espectaculares, con el fin de levantar el mismo grado de emoción y compromiso.
¿Les suena familiar?
Pero
, podría usted decir, ésa es la naturaleza humana.
Es que los humanos estamos hechos de esa manera.
No es más que realismo el tomarlo en consideración y hacer planes para superar tal apatía repetidamente
.
Eso es verdad, es la naturaleza humana.
Pero, es la naturaleza humana caída; en otras palabras, ¡es la carne!
Pero, ¿ha conocido usted alguna vez a alguien que haya aprendido a funcionar sobre la base del nuevo pacto?
Esos no necesitan repetidas reuniones para espolear su entusiasmo.
Después de veinticinco años siguen tan frescos y vitales en el mismo trabajo tal como estaban el primer día que empezaron.
El nuevo pacto refresca el espíritu continuamente.
Cuando el espíritu humano se debilita ante la continua exigencia (pues se pretendía que así fuera), mira inmediatamente al Dios que habita dentro, a la fuente de Agua Viva, recibiendo vigor y vitalidad para satisfacer las demandas del día con ardor y entusiasmo.
Es una delicia trabajar con la gente que vive sobre ese fundamento.
No necesitan de aliento continuo, ni de motivación externa (aunque aprecian mucho las palabras amables que la gente les dice), pues conocen que el secreto de su actividad es que nada viene de mí, sino todo viene de Dios
.
Ésta es la gloria permanente que nunca se desvanece.
Señor, deseo experimentarte hoy como fuente de Agua Viva, manando dentro y a través de mí mientras yo permanezca en Ti.
Aplicación a la vida
¿Puede enfrentarse a las exigencias de hoy con ardor y entusiasmo, sabiendo que tiene una fuente de Agua Viva manando dentro y a través de usted?