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Devoción del 6 de diciembre

Dos pactos

Esta confianza la tenemos mediante Cristo para con Dios. No que estemos capacitados para hacer algo por nosotros mismos; al contrario, nuestra capacidad proviene de Dios, el cual asimismo nos capacitó para ser ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu, porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.

2 Corintios 3:4-6

Es importante entender lo que quiere decir la palabra pacto. Hay, según Pablo, dos pactos operando en la vida humana. Uno es el nuevo pacto, al que Pablo describiría como nada viene de mí, todo viene de Dios. Esto está en contraste directo con el viejo pacto, que podría ser descrito como todo viene de mí y nada viene de Dios. La idea raíz de un pacto, en los días de Pablo y en los nuestros, es la de un acuerdo que forma la base sobre la que descansa toda relación posterior.

Si dos hombres emprenden un negocio juntos, forman una asociación. Los términos de esa relación se explican con detalle de modo que ellos tengan un marco dentro del cual trabajar. El matrimonio es también un tipo de pacto, por el cual un hombre y una mujer acuerdan juntos compartir todo lo que tienen y mantenerse unidos contra todos los obstáculos hasta la muerte. Las naciones firman tratados unas con otras para determinar las condiciones bajo las que trabajarán juntas. Todos estos ejemplos son formas de pactos, y se desprende de esto que un pacto es fundamental y esencial para todos los intentos humanos.

Pero el pacto más fundamental de todos es el que forma la base de la vida humana misma. Puede que no lo veamos así, pero ninguna actividad es posible para nosotros que no descanse en un pacto subyacente. No podríamos conversar, cantar, caminar, hablar, orar, correr, pensar o respirar sin ese pacto. Es un arreglo hecho por Dios con la raza humana por el que se nos proporciona la vida y la energía que necesitamos para realizar lo que Dios quiere que hagamos. Nosotros no nos proporcionamos nuestra propia energía. Somos criaturas dependientes, que necesitamos una provisión constante de Dios el Creador con el fin de vivir y respirar.

La gran cosa que ahora Pablo declara para nosotros en este pasaje y que se confirma por muchas Escrituras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, es que este arreglo fundamental para vivir nos llega en una de dos posibles maneras. Hay una antigua manera, que está ligada indisolublemente a la ley de Moisés del Antiguo Testamento, el código escrito, la letra que mata. Pero, a través de Jesucristo, hay una nueva manera, que da vida y que es inagotablemente optimista, caracterizada por un éxito genuino, que produce un impacto inolvidable, que opera con una integridad intachable y que se enfrenta al mundo con el testimonio de una realidad innegable. Es por medio del descubrimiento de las implicaciones de este nuevo pacto cómo el apóstol se encuentra cualificado para vivir como Dios tenía la intención de que viviera, y es a través del descubrimiento de estas mismas implicaciones para nosotros cómo nos encontraremos cualificados por Dios para vivir como Dios pretende que vivamos hoy.

Te doy gracias, Padre celestial, por esta ojeada renovada a lo que es esta nueva base de la vida, llamada el Nuevo Pacto. Enséñame a vivir dependiendo de Ti, con el fin de tener poder para vivir como era Tu intención.

Aplicación a la vida

En un día cualquiera usted debe elegir vivir según el Viejo o el Nuevo Pacto. ¿Cómo puede recordarse a sí mismo el vivir hoy dependiendo de Cristo en su interior?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Ch 2: The Real Thing

Lea el mensaje de Ray