Esta confianza la tenemos mediante Cristo para con Dios. No que estemos capacitados para hacer algo por nosotros mismos; al contrario, nuestra capacidad proviene de Dios, el cual asimismo nos capacitó para ser ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu, porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
2 Corintios 3:4-6
Hemos examinado las cinco señales del cristianismo auténtico: optimismo inagotable, éxito invariable, impacto inolvidable, integridad intachable y realidad innegable.
Sin embargo, Pablo también planteó una pregunta importante.
Después de enumerar esas cinco señales de un cristianismo auténtico, Pablo pregunta al lector: Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?
.
¿Quién es un modelo acorde con estas cualidades?
¿Soy yo?
¿Es usted?
¿Está usted a la altura de la tarea de manifestar, continuamente y sin fallar, un espíritu lleno de confianza y gozo?
¿De tener la capacidad de acabar siempre en la cima?
¿De una influencia sobre los demás poderosa y positiva?
¿De una fiabilidad total?
¿De una demostración de estas cualidades tan fiable y realista que nadie jamás las ponga en duda?
La cuestión pende en el aire, esperando una respuesta.
Pablo expone el gran secreto ante nosotros en términos inequívocos: Esta confianza la tenemos mediante Cristo para con Dios
. Y por si alguien no capta las implicaciones de esto, expresa la misma verdad en forma negativa: No que estemos capacitados para hacer algo por nosotros mismos; al contrario, nuestra capacidad proviene de Dios
.
¡Nada viene de nosotros; todo viene de Dios!
Ése es el secreto de los secretos, el secreto de la verdadera plenitud, satisfacción y éxito.
Vivir de esta manera, sacando nuestra suficiencia de Dios, es lo que significa ser capaces de ser ministros de un nuevo pacto
.
Él contrasta con agudeza este modo de vida con el del viejo pacto, el código escrito muerto, la letra
que mata
.
Vivir sin que nada venga de nosotros y que todo venga de Dios es vivir en el Espíritu.
El Espíritu da Vida continuamente con una V mayúscula.
Este secreto es el que producía el espíritu lleno de confianza que caracterizaba a Pablo y le daba poder para esparcir la fragancia del conocimiento de Cristo dondequiera que iba.
El lenguaje que usa nos recuerda inmediatamente las palabras de Jesús a Sus discípulos: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos;… separados de mí nada podéis hacer
(Juan 15:5).
Ni Jesús ni Pablo quieren dar a entender que no hay actividad humana posible sin confiar en Dios.
Ambos, el mundo y la iglesia, están llenos de ejemplos de lo contrario.
Pero los dos, Jesús y Pablo, enseñan que la actividad que depende de los recursos humanos para su éxito, al final no conseguirá nada.
No tendrá un valor permanente.
Los hombres podrán alabarla y emularla, pero Dios la considerará como lo que es: un esfuerzo desperdiciado.
El apóstol indica que el secreto de una vida efectiva y significativa descansa en lo que él llama el nuevo pacto
.
A este nuevo pacto
es al que Jesús se refería cuando pasó la copa a Sus discípulos en la institución de la Cena del Señor: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama
(Lucas 22:20).
Esta copa, tomada con el pan, es para recordarnos la verdad central de nuestras vidas: Jesús murió por nosotros, para que Él pudiera vivir en nosotros.
Es Su vida en nosotros el poder por el cual vivimos una vida cristiana verdadera.
Ése es el nuevo pacto.
Concédeme, Señor, que pueda entender esta verdad y, contando contigo, descubrir Tu habilidad para cambiar y sanar y restaurar y perdonar, manifestándose a través de mí. Lo pido en Tu nombre.
Aplicación a la vida
¿Está usted sacando su suficiencia de Dios? ¿Puede vivir hoy la verdad: Nada viene de mí; todo viene de Dios?