La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios, pues está escrito: “Destruiré la sabiduría de los sabios y frustraré la inteligencia de los inteligentes”.
1 Corintios 1:18-19
El tema de esta sección es el poder de la cruz, y Pablo va a demostrar claramente lo que la cruz hace en el pensamiento humano y en los asuntos humanos. La cruz se ha convertido en un símbolo del cristianismo hoy. Las mujeres la llevan en cadenas alrededor del cuello; lo utilizamos como adorno. Nos hemos acostumbrado tanto a la cruz que nos hemos olvidado del impacto tan grande que tenía en el primer siglo. Era, para estos cristianos primitivos y para aquellos entre los que vivían, un horrible símbolo. Si lo hubieras utilizado entonces como un símbolo, la gente hubiera temblado. Estaríamos más cercano a ello hoy en día si sustituyéramos la cruz por una silla eléctrica. ¿No sería extraño estar conduciendo a través del país y ver las cúpulas de las iglesias con sillas eléctricas encima?
La cruz es significativa en el cristianismo porque expone el conflicto fundamental de la vida. La cruz se sumerge bajo la superficie de todos nuestros intentos de compromiso y atravesa todos los desacuerdos humanos. Una vez que te enfrentas a la cruz y su significado, te encuentras incapaz de escapar ese juicio final de vida en cuanto a si estás comprometido al error o comprometido a la verdad.
Debemos entender lo que Pablo quiere decir por “la palabra de la cruz”. Primero de todo, significa el anuncio básico de la crucifixión de Jesús. Hay muchos grupos religiosos basados en varios conceptos filosóficos. Pero cuando vienes al cristianismo no comienzas con filosofía; comienzas con los hechos de la historia que no pueden ser rechazados. Uno de ellos es la encarnación de Jesús, el hecho de que fue nacido como un hombre y vino entre nosotros. Otro de los grandes hechos de nuestra fe es la crucifixión. Jesús murió. Fue hecho en un cierto momento en la historia y no puede ser evadido. Esto es parte de la palabra de la cruz. No se lo merecía, pero por el juicio de los romanos y los judíos asimismo fue puesto a muerte por un crimen que no cometió.
Pablo está apuntando al juicio que la cruz hace sobre la vida humana. Cuando dices que Jesús fue crucificado, estás diciendo que, cuando el mejor hombre que jamás vivió toma nuestro lugar, no se merece nada más que el juicio instantáneo de Dios. Ése es un juicio sobre todos nosotros. Eso es lo que a la gente no le gusta sobre la cruz. Condena nuestra justicia. Difama todos nuestros buenos esfuerzos.
La palabra de la cruz siempre produce dos reacciones. Primero, la palabra de la cruz es locura a los que se pierden. Es tontería, absurdidad, bobería a aquellos que se pierden. Si alguna vez has intentado darle testimonio a alguien que tiene un sentido de suficiencia, has descubierto la locura de la cruz. El venir y decirle a tal persona que todos sus esfuerzos y todo su record impresionante de logros no tienen valor alguno en los ojos de Dios, inmediatamente te lleva a la ofensa de la cruz.
La otra reacción es que la cruz es el poder de Dios a aquellos de nosotros que estamos siendo salvados. A nosotros que estamos siendo salvados, la cruz es la clave a la liberación de todas las bendiciones de Dios en la vida humana. Es la forma de experimentar la sanación de Dios en el corazón, la liberación del reino de pecado, y la entrada a plenitud, paz y gozo. La cruz es una parte inevitable de ese proceso.
Gracias, Padre, por la cruz. Gracias que ya no tengo que demostrarme digno de Tu amor, sino que por medio de la cruz me estás cambiando a la semejanza de Cristo.
Aplicación a la vida
¿Cuáles son dos implicaciones inevitables de la cruz de Cristo? ¿Qué provisión hace el sacrificio de Cristo para que podamos vivir como nuevas creaciones, en la libertad de perdón y el poder de Su vida que mora en nosotros?