El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor.Lucas 4:18-19
Jesús comenzó Su ministerio en las ciudades de alrededor del lago de Galilea. Luego hizo un extenso viaje adentrándose en Judea, donde hizo muchos milagros. Pronto ganó reputación por toda esa tierra como hacedor de buenas obras y milagros. A Nazaret, la ciudad donde vivía, llegaron noticias de las cosas extraordinarias que había estado haciendo. Ahora Él ha regresado, y todos en la ciudad saben que estará en la sinagoga el sábado. Todos aparecen para oírle, pues están ansiosos esperando que haga alguno de los milagros que ha hecho en otras ciudades.
Pero, en la sinagoga, Jesús pide el rollo del profeta Isaías y lo despliega en lo que nosotros conocemos como Isaías 64. ¿Cómo puede otra persona decir cuándo está obrando el Espíritu de Dios en la vida de alguien? ¿Será porque muestra algún fenómeno extraño, o por una manifestación milagrosa? No, el ministerio lleno del Espíritu será la clase de ministerio descrita en Isaías. Primero, el trabajo del ministerio es proclamar la buena noticia de que Dios no ha dejado a la raza humana luchando irremediablemente en el desconcierto, el dolor y la oscuridad. Dios ha hecho algo por nuestra condición. Ha actuado para trasladarnos de la oscuridad a la luz por medio de Su Hijo. El Señor del universo ha ido a la cruz y cargado nuestro pecado sobre Él. Contar esta historia es predicar las buenas noticias. A través de la resurrección nos ha dado Su propia vida, que nos capacita para vivir de verdad. Predicar a los pobres no significa predicar sólo a aquellos que están en situación de pobreza. ¡Los ricos y los pudientes necesitan oír estas buenas noticias también! Obviamente, la profecía va más allá de la pobreza meramente física, abarcando también la pobreza espiritual de los hombres y mujeres.
Entonces, hemos de pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos
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Liberación y recuperación de la vista.
Libertad y luz.
¿Conoce usted algún cautivo, a alguna persona que esté atada por puntos de vista y actitudes que le sujetan en cautiverio?
¿Conoce a alguien que esté luchando para liberarse de hábitos dañinos que lo mantienen atenazado?
¿Conoce a alguna persona que esté encerrada en un patrón de odio venenoso o codicia posesiva que es incapaz de romper?
¿Es usted mismo esa persona?
¡Pues, hay buenas noticias!
Jesucristo es capaz de liberarle y darle vista.
El elemento final de un ministerio lleno del Espíritu es poner en libertad a aquellos que están oprimidos. A primera vista esto parece similar a proclamar libertad a los cautivos. Es verdad que el resultado final es el mismo: la libertad. Pero el problema de la opresión es mucho más profundo y más grave que la mera cautividad. La opresión tiene un elemento demoníaco en ella. Es más que mera tiranía; hay también implicada una terrible crueldad. Resulta en una sensación de carga, de abatimiento y depresión a la vez que desesperanza.
Padre, revela Tu libertad y luz. Sálvanos de la cautividad y la opresión. ¡Haznos libres de verdad!
Aplicación a la vida
¿En qué áreas de su vida necesita experimentar la libertad y el rescate de Dios?