Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.
Mateo 11:29-30
Si llevamos Su yugo, si nos inclinamos ante Su Señorío, si nos rendimos a Su amor incansable, comienzan a pasar dos cosas: Primera, empezamos a aprender.
Aprended de mí
, dice Él.
Cristo mismo es nuestro maestro, y bajo Su tutela los secretos de la vida empiezan a desvelarse ante nosotros.
Empezamos a entendernos a nosotros mismos.
Empezamos a entender por qué los hombres actúan del modo en que lo hacen, y qué es lo que está pasando en el mundo, y qué hay detrás de las extrañas situaciones de la vida humana que se reflejan en las páginas de nuestros periódicos.
¿Qué son estas fuerzas poderosas?
¿Cómo operan?
El Espíritu Santo se convierte en nuestro maestro.
Somos enseñados por el Espíritu sólo cuando llevamos el yugo de Cristo sobre nosotros.
Y también se delinea el currículo para nosotros aquí.
¿Cuál es el tema?
¿Qué estudiaremos?
Aprended de mí
, dice Él, que soy manso y humilde de corazón.
Nuestra entera asignatura será la mansedumbre y la humildad; es decir, los secretos de la belleza interior.
Cualquiera puede conseguir alguna forma de belleza externa.
Si la naturaleza no se la da, entonces puede comprarla en cajitas.
Pero, es la belleza interior la que hace a una persona atractiva, la que le hace a él o a ella queridos y deseados.
Ésta no consiste más que en mansedumbre y humildad.
La mansedumbre es fuerza bajo control; la humildad es lo contrario a la egolatría.
Éste es el programa de estudios.
Entonces descubrimos el descanso: y hallaréis descanso para vuestras almas
. ¡Descanso del alma!
El alma es la mente, las emociones y la voluntad.
Éste es un descanso que nos afecta mentalmente, emocionalmente y volitivamente.
¿Cómo aparece?
Jesús continúa diciéndonoslo: porque mi yugo es fácil y ligera mi carga
.
Eso que nos parece tan restrictivo, el yugo de Cristo, esa limitación que ha puesto sobre nosotros, ese control que ejercita en nuestras vidas, que al principio parece ser estrecho, restrictivo, atándonos y frenándonos, descubrimos que, cuando nos rendimos a él, es fácil y ligero.
Esto resulta ser un descubrimiento precioso.
Descubrimos que rendirnos a Su control es la llave a la verdadera libertad.
Rendirse a Su deseo es encontrar el mayor de los disfrutes.
Rendirse y ceder es la única manera de empezar a dar fruto realmente.
Señor, quiero aprender de Ti y descubrir el descanso que sólo Tú puedes dar.
Aplicación a la vida
Jesús dice: Aprended de mí
. ¿Qué está usted aprendiendo de Él que le lleva a un mayor descanso?