Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Mateo 11:28
Esta invitación se da a dos clases de personas: a aquellos que están cansados y a los que están cargados.
Los que están cansados son esos hombres y mujeres, muchachos y muchachas, que están intentando ser buenos, que reconocen que Dios está a cargo del mundo y que, al final, deberán dar cuenta de su vida ante Él.
Saben que sus buenas acciones y actitudes tienen cierto valor para protegerlos y librarlos de las fuerzas destructivas de la vida, de modo que intentan vivir vidas buenas y morales.
Hay muchos que obedecen la ley, que intentan mantenerse alejados de los conflictos y, por consiguiente, esperan agradar a Dios.
Están haciéndolo lo mejor que pueden.
Pero están descubriendo que esto es algo muy trabajoso y aburrido.
Es a esos a los que Jesús dice: Venid a mí
.
La segunda clase son aquellos que están cargados.
Estos son los que se han dedicado al placer y a la vida loca, y ya están hastiados y hartos de eso.
Se han exprimido a sí mismos y se han quedado secos.
Sus noches son una vacía sucesión de actividades vacías con personas vacías, y sus días son una batalla interminable con la resaca de la culpa y la desesperación.
Éstas son personas que llevan una carga pesada de falta de significado, vaciedad y frustración vital.
A estos Jesús también les dice: Venid a mí, y yo os haré descansar
.
Literalmente: Os aliviaré
; la palabra tiene en sí la idea de quitar un peso de encima.
El descanso llega a los dos grupos cuando se dan cuenta de que lo que buscan hacer, ya lo ha hecho Jesucristo. Lo ha hecho en su lugar. ¿Está usted afanándose para ser suficientemente bueno para Dios? Entonces, necesita saber que Dios está dispuesto a darle el mérito de toda la bondad de Cristo, de modo que usted pueda deshacerse de todos sus andrajos sucios de justicia. Sus esfuerzos por ser suficientemente bueno se quedan muy cortos con respecto a lo que Dios pide. Usted lo sabe, y Él lo sabe, pero usted no los necesita. Dios está dispuesto, en Jesucristo, a darle los méritos de Su justicia. Ésa es la gloria de la cruz. Es un lugar de intercambio, donde lo que yo soy se pone sobre Él, y lo que Él es se me da a mí. ¡Qué alivio da esto!
Gracias, Señor Jesús, por darme cuenta de que sólo llevando Tu yugo cumpliré Tus intenciones en mí. Ayúdame a no creer la mentira que sugiere que Tu yugo conllevará restricciones, estrechez y falta de libertad.
Aplicación a la vida
¿Es usted más propenso a estar cansado, o a estar cargado? Dedique un momento a descansar en Él y en Su obra a su favor.