Y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
2 Corintios 5:19b-20
Pablo dice que se nos ha encargado la palabra de reconciliación y que Dios hace Su llamamiento a través de nosotros. Él está en nosotros. Y Él lo está haciendo, y eso es lo que nos salva del temor, la incertidumbre y los errores en la tarea de testimoniar. Nuestra lógica razonada, nuestros argumentos y todo eso, no tienen efecto, excepto en la medida en que sean la expresión del Espíritu Santo dentro de nosotros. Él hará Su trabajo; todo lo que necesitamos es estar listos para responder a la situación, dependiendo de Él para hacer Su trabajo.
Eso nos alivia de los grandes temores que impiden a la gente testimoniar. Eso me ha ayudado tremendamente a darme cuenta de que no tengo que armarme de valor y afrontar una situación en la que apenas sé en lo que me estoy metiendo. Es posible que esté hablando a un extraño. No sé cuáles son sus antecedentes, cuáles sus habilidades, o su agudeza mental, o cosas así. No necesito saberlo. Todo lo que necesito saber o hacer es simplemente mantener una conversación normal sobre cosas corrientes. Si puedo, simplemente miro al Señor para hallar un resquicio donde insertar una palabrita que gire la conversación hacia las cosas de Cristo y que pueda conducir a una conversación más profunda. Si es un corazón preparado, esa persona responderá. Si no es uno de los que el Espíritu Santo ha preparado, entonces no responderá. Por tanto, el trabajo de dar testimonio es imposible hasta que el Espíritu Santo haya hecho que la persona esté lista.
Usted no practicará esta tarea de testimoniar sin darse cuenta de que, a veces, la respuesta inicial es diferente de lo que se espera. Puede que descubra que la persona frecuentemente es beligerante al principio, pero que, en el fondo, tiene un corazón hambriento. Usted aprende a ser rápido en percibir eso y a no prestar atención a lo que dice, sino a hablar a lo que está mostrando de su hambre interior. Pero cualquier clase de respuesta es una buena respuesta, con tal de que sea una puerta abierta por la cual usted pueda proseguir con el tema más adelante.
No necesitamos orar para que el Espíritu Santo prepare corazones.
Él los está preparando ya.
Los tiene preparados alrededor de nosotros.
Jesús dijo: ¿No decís vosotros:
(Juan 4:35).
Estos corazones hambrientos preparados, corazones anhelantes de respuestas, están todos alrededor de nosotros.
Nuestro trabajo simplemente es estar tan disponibles para el Señor que, al tener contacto día a día, podamos ser usados por Él para encontrar quiénes son los elegidos y llevar adelante este testimonio.Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega
? Yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega
Gracias, Señor, por haberme encargado el mensaje de reconciliación. Que yo actúe como Tu embajador por medio del poder de Tu Espíritu.
Aplicación a la vida
Camine hoy esperando que el Espíritu Santo le dé oportunidades de compartir las verdades de Jesús y ser un embajador de reconciliación.