Decía además:
Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra. Duerma y vele, de noche y de día, la semilla brota y crece sin que él sepa cómo, porque de por sí lleva fruto la tierra: primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.Marcos 4:26-29
Aquí está el comentario de nuestro Señor sobre cómo el reino de Dios entra en los asuntos de los hombres. Primero, debemos ser fieles para sembrar la semilla. Usted no puede esperar cosechar si nunca siembra. Frecuentemente eludimos esta siembra en la iglesia. Nos reunimos juntos y proyectamos películas sobre cómo sembrar la semilla; hacemos cursos y leemos libros, pero, de alguna forma, nos resistimos a dejar que esta semilla enraíce verdaderamente en nuestros propios corazones. Pero ésta es la única manera que Dios ha dispuesto para plantar el reino en medio de la gente. No lo va a hacer a través de algún programa que los hombres puedan idear; Él va a llevarlo a cabo sólo por medio de la plantación de la semilla. Y ustedes y yo debemos ser fieles en plantarla.
Segundo, debemos dejar sitio al trabajo de Dios.
Nunca estamos contentos con este proceso de sembrar y luego esperar a que Dios obre; ¡queremos que ocurra YA!
Éste es el clamor de nuestros tiempos; todo viene en fórmulas instantáneas.
Pero nosotros no podemos forzarlo; debemos esperar a que pase el tiempo de Dios con paciencia, como hace el granjero.
La semilla no crece de la noche a la mañana.
El granjero se fue a casa después de haber sembrado la semilla y vivió una vida normal.
Mientras la semilla echa raíces en nuestra vida, hemos de seguir haciendo las cosas normales de todos los días.
Y durante todo el tiempo en que estamos haciendo eso, están ocurriendo cosas que no podemos ver.
No debemos desanimarnos cuando parece que nada está ocurriendo en nuestras vidas.
¿Se desanima un granjero cuando planta la semilla?
¿Sale a la mañana siguiente, mira el campo extendiéndose tan oscuro como el día anterior y dice Vaya, qué pérdida de tiempo. No está ocurriendo nada
?
Y al día siguiente todavía no hay señal de nada.
Después de cuatro o cinco días dice: ¿De qué sirve esto?
¿Para qué desperdicié mi semilla?
.
Ningún granjero hace eso.
Él sabe que, tan cierto como que la semilla está ahí, deberá echar raíces.
Las fuerzas de la vida en la tierra deben reaccionar con las fuerzas de la vida en la semilla, y entonces las cosas ocurrirán.
Si espera un poquito más; cuando salga encontrará brotes verdes asomando aquí y allá.
Más tarde todo el campo de repente se vuelve verde, al parecer, casi de la noche a la mañana.
Finalmente, debemos darnos cuenta de que el crecimiento del reino de Dios sólo puede notarse en ciertas etapas, como Jesús dejó claro. Primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga. Aunque no podamos ver cambios en nuestras vidas de día en día, sin embargo, habrá momentos en que podamos ver que algo ha ocurrido. Cuando comparamos en lo que nos hemos convertido con lo que fuimos hace algún tiempo, entonces vemos un cambio notable. Jesús dice que esto es lo que ocurre en nuestras vidas también.
Padre, que yo reconozca que estos procesos nunca fallarán hasta ese gran día en que el reino de Dios se haga visible entre los hombres. Que venga Tu reino sobre la tierra como en el cielo.
Aplicación a la vida
¿Está usted esperando impacientemente ver cambios significativos en su vida porque camina con Jesús? ¿Necesita orar a Él para que le muestre los cambios?